ESTILOS Y GÉNEROS LITERARIOS
ANTIGUOS
Antes de resumir la influencia
real de estas literaturas religiosas y seculares en la producción de la Biblia,
es necesario repasar los muchos géneros, o tipos, de material literario que se
encuentran entre estas varias naciones, lenguajes y culturas. Los tipos
literarios son entre ocho y quince, de acuerdo a si combinamos o hacemos una
distinción entre ciertos subgéneros.
Acordemos
que hay nueve tipos importantes de literatura, teniendo presente que tipos
similares (depurados de aberraciones teológicas y de hechos) se muestran en
mayor o menor grado en nuestra Biblia.
1. En su mayoría, los
documentos que se encuentran en algunos lugares son documentos comerciales.
Desde tiempos muy antiguos, las operaciones de negocios usaron la escritura en
forma práctica para mantener sus registros y para la confirmación de sus
acuerdos.
2. No muy lejos de este
propósito se encontraría el uso epistolar, es decir, la comunicación personal
entre oficiales o amigos.
3. Los códigos legales y los
registros de las cortes también eran esenciales para manejar la vida comunal.
Sólo tales documentos escritos podían asegurar la uniformidad de la práctica.
4. En la antigüedad, los
documentos políticos, tales como los tratados que describimos antes, eran
considerados sacrosantos e inviolables. Se hacían copias para todas las partes
involucradas, para el depósito sagrado y para el anuncio público. Todavía se
están descubriendo pistas nuevas que indican la amplia y sorprendente capacidad
de leer y escribir que existía en la antigüedad.
5. Los materiales
historiográficos no están muy lejos de la categoría anterior, puesto que los
registros de los sucesos del momento, tales como las crónicas de los reyes, a
menudo eran de naturaleza política propagandista. Los escritos épicos eran una
combinación de hechos y fábulas. Los textos proféticos de augurio pueden ser
colocados bajo una de dos categorías que todavía no hemos nombrado, pero existe
una buena razón para nombrarlos aquí. El sistema «científico» de predicción que
pretenden sostener sería patentemente impracticable si los eventos que
contienen esos textos no fueran históricamente exactos. Los textos de augurio a
menudo prueban ser manifiestamente más confiables que las crónicas de los
reyes.
6. Las composiciones poéticas
ocurren en todas las culturas, a menudo con contenido religioso, a veces legendario,
ocasionalmente divertido; hasta se han encontrado en el prólogo y el epílogo
del famoso código de ley Hammurabi.
7. La literatura religiosa de
los pueblos vecinos es, con toda seguridad, lo que alguien que no es
especialista pensaría en un principio cuando le pidieran que considerara
materiales comparativos. La Biblia en sí misma es, sobre todo, un libro
«religioso». Esperamos que lo que se ha dicho hasta ahora haya informado al
lector lo suficiente como para hacerlo consciente de que en realidad muchas
diferentes categorías de escritos humanos han influido en varias porciones y en
varios aspectos de nuestras Escrituras. En realidad, los textos religiosos o
las inscripciones fúnebres, votivas (referentes a los pactos), y de naturaleza
ritualista, todos tienen influencia en algunos detalles dentro de la Biblia.
Pero la sub-categoría a que generalmente nos referimos como mitológica siempre
ha atraído el mayor interés y análisis, ya sea que este merezca ser el caso o
no.
8 y 9. Unidas muy de cerca con
la expresión religiosa en sí estarían la categoría (8) literatura de sabiduría
y (9) los escritos proféticos. La primera se encuentra en una variedad de formas
entre los babilonios (escritos cosmológicos que se enfocan en Ishtar [Astarté],
la reina del cielo), los egipcios, los cananeos y los arameos. Se ha afirmado
que cada uno de estos ha tenido una influencia directa en el pensamiento y la
escritura hebrea, especialmente las fuentes egipcias y cananeas. Los adivinos,
videntes y profetas extáticos abundaban durante el tiempo del mundo bíblico, y
se ha escrito mucho para identificar a los profetas hebreos con ellos. Sin
embargo, el hecho es que tanto el tipo de mensaje como los escritos de los
profetas de Israel no tienen paralelo.
Los escritos
apocalípticos («descubierto, revelado») son un tipo especializado de material
(seudo-) profético. Constituyen una clase única de escritos intertestamentarios
judíos y de los cristianos primitivos, ambos imitando pasajes encontrados en
Ezequiel, Daniel y el libro del Apocalipsis del Nuevo Testamento, y pretenden
ser la obra literaria de algún santo del Antiguo Testamento. Esto se hizo para
darles autoridad a los escritos en una época en que la palabra profética
auténtica había cesado.
LA INFLUENCIA DE LA LITERATURA
ANTIGUA EN LA BIBLIA
En cuanto a la influencia de
la literatura antigua en la Biblia, ya se ha mostrado que mientras que la
Biblia tiene elementos que son paralelos a todas esas categorías literarias, es
en sí misma un producto diferente. Los efectos sobre ella de escritos
extrabíblicos son indiscutiblemente limitados y controlados por virtud de su
origen divino. Aunque la Biblia cita otra literatura unas pocas veces (por
ejemplo, vea Números 21:14; Josué 10:13; 2 Samuel 1:18; 2 Reyes 1:18; 1
Crónicas 29:29; Hechos 17:28; 1 Corintios 15:33 (NVI); Tito 1:12; Judas 9, 14),
la relación es que comparten el medio literario y el modo de expresión, más que
la fuente o la determinación directa.
Como
mencionamos antes, la mayoría de las personas pensaría que los escritos
mitológicos antiguos, tanto los de tema cosmológico como los épicos, serían los
más cercanos al contenido de la Biblia. Pero las presentaciones teológicas e
históricas contrastan tanto que no vale la pena compararlas. Se podría hacer
una comparación válida entre la estructura poética y el repertorio, como
también entre la terminología ritualista (de culto) de Ugarit (cananea) y el
Antiguo Testamento, pero aquí también las presunciones teológicas de ambos son
polos opuestos.
Hemos
indicado ya la marcada distinción entre el profetismo en Israel y el fenómeno
similar aparente en las culturas que los rodeaban. La fuente o el factor
causante hacen una diferencia crucial también aquí. Tal vez el vínculo más
cercano, o el estilo y contenido compartido, aparece en la literatura de
sabiduría. Esto merece una explicación.
A través del
Cercano Oriente antiguo se había desarrollado una clase de hombres
sabios—escribas que tanto creaban como coleccionaban dichos sagaces. Por lo
general, estas personas eran patrocinadas por los reyes (vea Proverbios 25:1) o
por los sacerdotes. Los instructores de los jóvenes egipcios instaban a estos a
que aspiraran a la profesión de escribas como la profesión más noble y de
influencia. Los escribas eran entrenados usando literatura de sabiduría, y
también escribían literatura de sabiduría. Esta forma particular de escritura
ha compartido tanto en común en las varias culturas, que existe un debate que
no se ha solucionado, por ejemplo, sobre quién tomó de quién en el caso del
paralelo cercano entre Proverbios 22:17 hasta 23:14 y «La sabiduría de
Amenemope» de Egipto. Además de la categoría apocalíptica antes mencionada, la
literatura de sabiduría era popular con los escritores intertestamentarios en
libros apócrifos tales como Eclesiástico (o Sirácida) y La Sabiduría de
Salomón, junto con el tratado rabínico Pirqe Aboth (Dichos de los
padres).
Los críticos
de la Biblia del siglo XIX propusieron que ambos, las narrativas antiguas y los
complejos códigos legales del Pentateuco, fueron de múltiples escritores, y que
habían sido compuestos y reescritos a través de varios siglos. La teoría de
ellos fue una teoría de desarrollo o evolución. Para el siglo XX, los
arqueólogos habían desenterrado y traducido mitos relacionados con la creación,
el diluvio y con los códigos de la ley real fechados mucho antes de Moisés. Los
críticos entonces modificaron sus teorías, insistiendo que los hebreos tomaron de las
fuentes babilónicas. Descubrimientos posteriores y un análisis comparativo
cuidadoso han apoyado la independencia de la Biblia en lo referente al origen
de su contenido. Es en la esfera del lenguaje y del estilo, y varias
formalidades, que la literatura extra-bíblica nos ayuda a colocar a las Santas
Escrituras en su contexto histórico y literario apropiado.
El mundo del
Nuevo Testamento estaba grandemente influenciado por la cultura griega (el
«helenismo») y la administración romana. La sociedad combinada grecorromana
contribuyó a la forma de la Escritura del Nuevo Testamento, sin embargo
no perdió en realidad sus raíces judaicas. Esto se ha demostrado por medio de
estudios intensivos y comparación de los Evangelios, Hechos (en realidad
Lucas-Hechos como una categoría de «historia general» de literatura
helenística), y los varios tipos de cartas del Nuevo Testamento con documentos
y fragmentos de documentos antiguos del mundo mediterráneo.
Es
interesante observar la forma en que los eruditos, en el campo combinado de
clásicos (estudios griegos y latinos) y del Nuevo Testamento, se esfuerzan y
luchan—discrepando los unos de los otros—para señalar paralelos exactos entre
los escritos bíblicos y los seculares. Los expertos literarios hablan de las
características genéricas: «forma» (estilo lingüístico e idioma), «contenido»
(materia), y «función» (el propósito del autor). No es sorprendente que en la
primera categoría haya paralelos cercanos y útiles (que ayudan a la comprensión
y aceptación). La tercera característica tiene influencia general pero no
conexión precisa. Es cuando llegamos al «contenido» que la Biblia se separa de
todos los demás libros, porque aquí tenemos la inspiración divina, dada por
Dios en cuanto a su mensaje y a su origen.
Un aspecto
de tal análisis debería servir para ilustrar la naturaleza similar, y sin
embargo diferente, de la comparación bíblica-secular. Los Evangelios pueden
parecer caer en el patrón de escritos biográficos grecorromanos, mientras se
entienda la biografía como registrando «historia». Pero para los griegos, las
biografías tendían a desplegar un idealismo no histórico, debido a la
determinación del autor de presentar a los personajes como tipos o paradigmas
que los lectores debían imitar antes que como individuos históricos verdaderos.
El texto de la Biblia en verdad presenta hechos históricos. Pero en agudo
contraste con las composiciones griegas, con la excepción del Dios-hombre
Jesucristo, ninguno de los personajes en la narración es presentado como
persona ideal.
Entonces, en
su totalidad, las Sagradas Escrituras, ambos el Antiguo y el Nuevo Testamentos,
no están completamente separadas de los tipos y expresiones normales de su
época. Pero sin embargo, se destacan como excepcionales y verdaderamente
incomparables en su autoridad y valor instructivo.
BIBLIOGRAFÍA
Aune, David E. The New Testament in Its Literary Environment [El
Nuevo Testamento en su ambiente literario], 1989.
Deissmann, Adolf. Light
from the Ancient East [Luz del oriente antiguo], 1927.
Gordon, Cyrus H. The
Ancient Near East [El cercano oriente antiguo], 1965.
———. The Common
Background of Greek and Hebrew Civilizations [El trasfondo común de la
civilización griega y la hebrea], 1965.
Livingston, G. Herbert. The
Pentateuch in Its Cultural Environment [El pentateuco en su ambiente cultural],
1974.
McNamara, Martin. Palestinian
Judaism and the New Testament [El judaismo palestino y el Nuevo Testamento],
1983.
Ramsay, William M. The
Bearing of Recent Discovery on the Trustworthiness of the New Testament [La
relevancia de los descubrimientos recientes para la confiabilidad del Nuevo
Testamento], 1915.
No hay comentarios:
Publicar un comentario