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lunes, 11 de junio de 2012

LAS DIECIOCHO ENMIENDAS DE LOS SOFERIM EN EL TEXTO PRIMITIVO

LAS DIECIOCHO ENMIENDAS DE LOS SOFERIM EN EL TEXTO PRIMITIVO

La Massorah, es decir, la letra pequeña en los márgenes de los manuscritos hebreos, consiste en una concordancia de vocablos y frases, destinada a salvaguardar el texto sagrado. En dichos manuscritos, se halla a veces una nota, al margen, que dice: «Ésta es una de las dieciocho enmiendas de los Soferim.» En realidad, son más de 18 las enmiendas hechas en el texto primitivo, como veremos después, pero se habla de 18 como de las que están contenidas en la lista «oficial».
Estas enmiendas se llevaron a cabo en una época muy anterior a la era cristiana, antes de que el texto hebreo obtuviese su forma actual. Por tanto, fueron hechas mucho antes de que el texto pasase a manos de los masoretas, y de éstos a los copistas oficiales de los manuscritos y grandes códices. No se las puede llamar corrupciones del texto, puesto que las respectivas notas marginales advierten que se trata de enmiendas. La mayor parte de estas enmiendas fueron hechas mediante el cambio de una sola letra, con lo que la alteración no parece tan grande.
Un cuidadoso examen de dichas porciones muestra que el objeto de tales enmiendas fue, por un equivocado sentimiento de reverencia, eliminar del texto ciertos antropomorfismos que se suponían ofensivos a Dios y, por tanto, no debían ponerse en labios de los lectores, mientras que el texto primitivo era conservado en el margen.
Sin embargo, desde la invención de la imprenta, las Biblias Hebreas presentan el texto sin las notas masoréticas destinadas a salvaguardarlo, con lo que el conocimiento de dichas enmiendas se ha perdido para los estudiosos de la Biblia Hebrea. Pero, comoquiera que tales enmiendas afectan a la figura antropolatría, las ponemos aquí para beneficio de los estudiosos.
1. Gn. 18:22. «… pero Abraham estaba aún delante de Yahweh». El texto primitivo era: «… pero Yahweh estaba aún delante de Abraham». Se creyó que era indigno de Dios el esperar a que Abraham indicase lo que mejor le parecía y fue alterado el texto, conforme lo tenemos hoy en la Biblia Hebrea y en todas sus versiones.
2. Nm. 11:15. «Si vas a tratarme así, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal (lit.).» El texto primitivo decía: «… tu mal», por metonimia; dando a entender el castigo o «mal» (comp. con Ex. 32:12, 14) que Dios iba a enviar a Su pueblo.
3. Nm. 12:12. Aquí, el texto primitivo decía: «nuestra madre» y «nuestra carne», pero fue cambiado en «su madre» y «su carne», para no ofender la gran dignidad del caudillo y mediador de la ley divina, Moisés.
4. 1 S. 3:13. Aquí, nuestras versiones siguen a los LXX, quienes debieron de percatarse de la enmienda y tradujeron conforme al texto primitivo: «porque sus hijos han blasfemado (lit. han maldecido) a Dios», pues el texto hebreo actual, alterado, dice: «se han hecho viles a sí mismos» (hebr. lajem, en vez de Elohim = Dios).
5. 2 S. 16:12. David dice: «Quizá mirará Yahweh mi aflicción» (lit. mi ojo, como indicando el llanto). El texto primitivo decía: «Quizá mirará Yahweh con su ojo (hebr. beʿeinó, en lugar del actual beʿeiní).
6. 2 S. 20:1,
7. 1 R. 12:16, y
8. 2 Cr. 10:16. «Cada uno a sus tiendas.» El texto primitivo decía: «Cada uno a sus dioses.» La enmienda se hizo trasponiendo una letra por otra: el he y el lámed, de modo que dijese «leʾohaleikhá» en lugar de «leʾeloheikhá».
9. Jer. 2:11. «.. Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha». El texto decía «mi gloria» (hebr. kebodí, que fue cambiado en kebodó).
10. Ez. 8:17. El texto hebreo actual dice: «… ponen la rama a sus narices». Pero el texto primitivo decía: «ponen la rama a mis narices». Con esta enmienda, rebajaban un tanto el pecado de Judá, ya que la «rama» o «ramo» de referencia no era otra cosa que el aserá o falo de madera, en cuya forma eran cortados los árboles en el bosque donde se daba culto a Astarté. Este obsceno culto había sido introducido en el templo y en sus atrios, y el pecado de que se habla consistía en aplicar tal ramo o aserá a las narices de Yahweh mismo, por la figura antropolatría.
11. Os. 4:7. Como en el n.° 9, también aquí fue cambiado el texto primitivo («mi gloria») en el texto actual («su gloria»).
12. Hab. 1:12. «¿No eres tú desde el principio, oh Yahweh, mi Dios, mi Santo? No moriremos.» En el texto primitivo, la última frase era: «Tú no mueres
13. Zac. 2:8 (BH, 12). «… porque el que os toca, toca la niña de su ojo». Pero el texto primitivo decía: «… de mi ojo».
14. Mal. 1:13. «… y lo habéis tratado con desdén». El texto primitivo decía: «… y me habéis tratado con desdén» (el hebreo ʾothí fue así cambiado en ʾothó).
15. Sal. 106:20. Lo mismo que en los n.os 9 y 11, «mi gloria». (hebr. kebodí) fue cambiado en «la gloria de ellos» (hebr. kebodam).
16. Job 7:20. «… hasta convertirme en una carga para mí mismo». El texto primitivo decía: «… para ti».
17. Job 32:3. «… aunque habían condenado a Job». El texto primitivo decía: «y porque habían condenado a Dios».
18. Lam. 3:20. «Mi alma lo recuerda todavía, y está abatida dentro de mí.» El texto original era: «Y tu alma guardará luto por mí» (o: «condescenderá hasta mí»).
Los tres pasajes siguientes están también marcados por la Masora, aun cuando no figuran en ninguna de las listas especiales:
2 S. 12:14. Dice literalmente: «… con este asunto has blasfemado grandemente de los enemigos de Yahweh». Pero, como esto no tenía sentido alguno, las versiones han tomado la forma intensiva Piel como si fuera Hiphil, es decir, causativa, y han traducido: «… has dado ocasión de blasfemar a los enemigos de Yahweh». Pero el texto primitivo decía: «has blasfemado grandemente de Yahweh». El texto fue alterado para rebajar el pecado de David, pero ha ocasionado gran confusión a los traductores.
Sal. 10:3. La segunda parte de este versículo dice literalmente, según el actual texto hebreo: «… y el avaro bendice, menosprecia a Yahweh». Esto no tiene sentido, por lo que las versiones inglesas (A. V. y R. V) inventan elipsis (también la RV antigua: «y bendice al codicioso, a quien Jehová aborrece»). La RV 1960 dice: «Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová», siendo así que «el codicioso» es, sin duda, el sujeto de la oración. La 1977 conserva el sujeto en su correcto lugar, pero sigue la corriente común, tanto en círculos protestantes como católico-romanos, de que el verbo hebreo barakh significa, no sólo «bendecir», sino también «maldecir». Toda esta confusión se ha originado por ignorar que este versículo fue alterado por los Soferim, ya que el texto primitivo decía: «… y el codicioso (o: avaro) maldice (o: blasfema) y desprecia (o: aborrece) a Yahweh».
En efecto, aquí, como en 1 R. 21:10, 13; Job 1:5, 11; 2:5, 9, el verbo que figuraba en el texto hebreo original no era barakh = bendecir, sino qalal = maldecir, o gadaph = blasfemar, pero, para evitar el uso de tales verbos con relación a Dios, el verbo de referencia fue sustituido por barakh, con una nota explicativa al margen.
Sin embargo, en éste y en los lugares arriba citados, el sentido era tan claro que los traductores lo vertieron ordinariamente por «maldecir». (Bueno será, pues, que tomemos nota de esta enmienda y usemos el verbo apropiado cuando el contexto lo exija)
Ec. 3:21. El texto hebreo actual dice literalmente: «¿Quién conoce el espíritu de los hijos del hombre? ¿Sube él hacia arriba? ¿Y el espíritu de la bestia? ¿Desciende él hacia abajo a la tierra?» La respuesta implícita parece ser obvia: «Nadie lo sabe.»
Sin embargo, la A. V. inglesa (lo mismo que la RV 1909 y 1960), tomando erróneamente el artículo interrogativo hebreo ha como si fuera pronominal o conjuntivo, ha vertido: «¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?» De esta manera, y por respeto a la susceptibilidad de los lectores o de los oyentes, han tratado de paliar la apariencia de escepticismo o el problema psicológico suscitado por las preguntas del Qohélet o «Predicador», mediante la figura eufemismo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
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Profesor Víctor Pérez dijo...
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