Vistas de página en total

domingo, 26 de febrero de 2012

DIVORCIO Y NUEVO MATRIMONIO SEGÚN TEXTO MASORETICO HEBREO Y NUEVO TESTAMENTO GRIEGO










Por Dr. Víctor Pérez D.


INTRODUCCIÓN
PLANTAMIENTO BASICO DEL DIVORCIO Y NUEVAS NUPCIAS
La disolución legal de la unión marital, es decir la ruptura del vínculo matrimonial entre esposo y esposa, se conceptúa en lo que implica el divorcio.  Varios de los términos que se emplearon en los idiomas originales para el verbo “divorciarse” tienen el sentido literal de ‘despedir’ (Dt 22:19, nota), ‘dejar ir’, ‘soltar’ (Mt 1:19, nota; 19:3, nota), ‘expulsar’, ‘echar fuera’ (Le 22:13, nota) y ‘cortar’. (Compárese con Dt 24:1, 3, donde la expresión “certificado de divorcio” significa literalmente “libro de cortamiento”.)
Cuando Jehová unió a Adán y Eva en matrimonio, no dispuso medio alguno para un eventual divorcio, cosa que Jesús dejó muy clara en su respuesta a la pregunta que le hicieron los fariseos: “¿Es lícito para un hombre divorciarse de su esposa por toda suerte de motivo?”. Jesucristo les explicó que el propósito de Dios era que el hombre dejara a sus padres y se uniera a su esposa, para así llegar a ser una sola carne, y añadió: “De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre”. (Mt 19:3-6; compárese con Gén. 2:22-24.) A renglón seguido, los fariseos preguntaron: “Entonces, ¿por qué prescribió Moisés dar un certificado de despedida y divorciarse de ella?”. La respuesta de Jesús fue: “Moisés, en vista de la dureza del corazón de ustedes, les hizo la concesión de que se divorciaran de sus esposas, pero tal no ha sido el caso desde el principio”. (Mt 19:7, 8.)
Aunque a los israelitas les estaba permitido divorciarse por varias razones como una concesión, Jehová Dios reglamentó el divorcio en su Ley dada a Israel por medio de Moisés. Deuteronomio 24:1 dice: “En caso de que un hombre tome a una mujer y de veras la haga su posesión como esposa, entonces tiene que suceder que si ella no hallara favor a sus ojos por haber hallado él algo indecente de parte de ella, entonces él tendrá que escribirle un certificado de divorcio y ponérselo en la mano y despedirla de su casa”. No se especifica la naturaleza de la ‘indecencia’ (literalmente, “la desnudez de una cosa”), pero no podía ser adulterio porque, según la ley de Dios dada a Israel, la muerte, no el divorcio, era la sanción prescrita para aquellos que fuesen culpables de adulterio. (Dt 22:22-24.) Parece que en un principio la ‘indecencia’ que le daba al esposo hebreo base para el divorcio tenía que ver con acciones graves, como el que la esposa le demostrara gran falta de respeto o le acarrease vergüenza a la familia. Y ya que la Ley decía: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”, no es razonable suponer que pudieran usarse impunemente faltas insignificantes como excusas para divorciarse de la esposa. (Le 19:18.)
En los días de Malaquías muchos esposos judíos fueron desleales a sus esposas: se divorciaban de ellas por toda suerte de motivos, y así se libraban de las esposas de su juventud con el fin, tal vez, de casarse con mujeres paganas más jóvenes. En lugar de apoyar la ley de Dios, los sacerdotes permitieron este proceder y, en consecuencia, incurrieron en el desagrado de Jehová. (Mal 2:10-16.) Asimismo, parece que en el tiempo de Jesús los judíos se amparaban en muy diversas razones para divorciarse, como se ve por la pregunta que los fariseos le hicieron a Jesús: “¿Es lícito para un hombre divorciarse de su esposa por toda suerte de motivo?”. (Mt 19:3.)
Según la costumbre israelita, el hombre pagaba una dote por la mujer que llegaba a ser su esposa y se la consideraba su posesión. Ella disfrutaba de muchas bendiciones y privilegios, pero tenía un papel subordinado en la unión marital. Su posición se muestra además en Deuteronomio 24:1-4, donde se menciona que el marido podía divorciarse de su esposa, pero no que la esposa pudiera divorciarse de su esposo; por ser considerada propiedad del esposo, no podía divorciarse de él. La primera mención extra bíblica de una israelita que intentó divorciarse de su esposo fue la de Salomé, la hermana del rey Herodes, quien envió a su esposo, el gobernador de Idumea, un certificado de divorcio disolviendo su matrimonio. (Antigüedades Judías, libro XV, cap. VII, sec. 10.) Las palabras de Jesús: “Si alguna vez una mujer, después de divorciarse de su esposo, se casa con otro, ella comete adulterio”, parecen indicar que, o bien el divorcio por iniciativa de la mujer ya había empezado a surgir en su día, o que preveía que esa situación se produciría. (Mr. 10:12.)

Certificado de divorcio.
Los abusos que se produjeron más tarde no deberían movernos a concluir que la concesión recogida en la ley mosaica facilitaba al esposo israelita la consecución del divorcio. Para hacerlo se seguía un procedimiento legal. El esposo tenía que redactar un documento —“escribirle [a su esposa] un certificado de divorcio”— y, hecho esto, “ponérselo en la mano y despedirla de su casa”. (Dt 24:1.) Aunque las Escrituras no entran en más detalles, parece que este procedimiento incluía el consultar a hombres debidamente autorizados, que primero intentarían reconciliar a la pareja. El tiempo que tomaba la preparación del certificado y la tramitación legal del divorcio daba lugar a que el esposo reconsiderara su decisión. Como el divorcio tenía que estar bien justificado, la observancia rigurosa de la ley evitaba que se hiciera precipitadamente. Además, así también se protegían los derechos e intereses de la esposa. Las Escrituras no dicen nada respecto al contenido del “certificado de divorcio”.

Segundas nupcias de cónyuges divorciados.
En Deuteronomio 24:1-4 también se estipulaba que la mujer divorciada tendría “que salir de la casa de él e ir y llegar a ser de otro hombre”, lo que significaba que estaba libre para casarse de nuevo. De igual manera, se decía: “Si este último hombre le ha cobrado odio y le ha escrito un certificado de divorcio y se lo ha puesto en la mano y la ha despedido de su casa, o en caso de que muriera el último hombre que la haya tomado por esposa, no se permitirá al primer dueño de ella que la despidió tomarla de nuevo para que llegue a ser su esposa después que ella ha sido contaminada; porque eso es cosa detestable ante Jehová, y no debes conducir al pecado la tierra que Jehová tu Dios te da como herencia”. Al primer marido le estaba prohibido tomar de nuevo a la esposa de la que se había divorciado, quizás para evitar la posibilidad de que ambos tramaran el divorcio de ella de su segundo marido o, incluso, la muerte de este, con el fin de volver a casarse. Tomarla de nuevo era una inmundicia a los ojos de Dios, y ya que el primer marido la había despedido por ser una mujer en la que había hallado “algo indecente”, hacía el ridículo si volvía a tomarla después de haber estado unida legalmente a otro hombre.
Seguramente, el que el primer esposo no pudiese volver a casarse con la esposa de la que se había divorciado, después que ella se había casado de nuevo —aunque su segundo marido se divorciase de ella o muriese—, hacía que el esposo que tuviese la intención de poner fin a su matrimonio reflexionase seriamente antes de hacerlo. (Jer. 3:1.) Sin embargo, no se especifica prohibición alguna en el supuesto de que ella no se hubiese casado de nuevo después de haberse consumado el divorcio.

Despido de esposas paganas.
Antes de que los israelitas entraran en la Tierra Prometida, se les dijo que no formaran alianzas matrimoniales con sus habitantes paganos. (Dt 7:3, 4.) No obstante, en los días de Esdras los judíos habían tomado esposas extranjeras, y, en oración a Dios, Esdras reconoció su culpabilidad en este asunto. En respuesta a su exhortación y en reconocimiento de su error, los hombres de Israel que habían tomado esposas extranjeras las despidieron “junto con hijos”. (Esd 9:10–10:44.)
Sin embargo, como se desprende del consejo inspirado de Pablo, los cristianos que provenían de diversas naciones (Mt 28:19) no tenían que divorciarse de sus cónyuges por no ser estos adoradores de Jehová, ni siquiera separarse de ellos. (1Co 7:10-28.) Pero cuando se trataba de contraer un nuevo matrimonio, a los cristianos se les aconsejaba casarse “solo en el Señor”. (1Co 7:39.)

José piensa en divorciarse.
Estando María prometida en matrimonio a José, se halló que estaba encinta por espíritu santo: “Sin embargo, José su esposo, porque era justo y no quería hacer de ella un espectáculo público, tenía la intención de divorciarse de ella secretamente”. (Mt 1:18, 19.) Como para los judíos de aquel tiempo los esponsales vinculaban ineludiblemente a la pareja, es procedente el uso de la palabra “divorciarse” en este contexto.
Si una joven comprometida tenía relaciones sexuales con otro hombre, era lapidada, al igual que se hacía con la mujer adúltera. (Dt 22:22-29.) Para poder sentenciar a muerte por apedreamiento a una persona, se requería que su culpabilidad se demostrase por el testimonio de dos testigos. (Dt 17:6, 7.) Es evidente que José no tenía testigos que acusasen a María, y aunque estaba embarazada, José no tuvo una explicación satisfactoria de los hechos hasta que el ángel de Jehová le informó. (Mt 1:20, 21.) No se dice si el ‘divorcio en secreto’ que José se proponía hacer incluiría la entrega de un certificado, pero seguramente él se apegaría a los principios expresados en Deuteronomio 24:1-4 y le otorgaría el divorcio a María en presencia de solo dos testigos, con lo que la situación quedaría zanjada legalmente y evitaría exponerla sin necesidad a la vergüenza. Si bien Mateo no da todos los detalles relacionados con el procedimiento que José pensaba seguir, sí indica que deseaba tratar con misericordia a María. Al optar por este proceder, no se dice que obrase de modo injusto, al contrario, si “[tuvo] la intención de divorciarse de ella secretamente”, fue “porque era justo y no quería hacer de ella un espectáculo público”. (Mt 1:19.)
Condiciones que impedían el divorcio en Israel.
Según la ley de Dios dada a Israel, bajo ciertas condiciones era imposible divorciarse. Podía darse el caso de que un hombre tomara una esposa, tuviese relaciones con ella y luego llegara a odiarla. Podía declarar con falsedad que no era virgen cuando se casó con ella, lo que suponía acusarla injustamente de actos escandalosos y acarrearle un mal nombre. Si los padres de la muchacha demostraban que su hija había sido virgen al tiempo de casarse, los hombres de la ciudad tenían que disciplinar al esposo que la había acusado con falsedad, imponiéndole una multa de cien siclos de plata (220 dólares [E.U.A.]), que daban al padre de la muchacha, y ella tenía que continuar siendo la esposa de aquel hombre, pues estaba escrito: “No se le permitirá divorciarse de ella en todos sus días”. (Dt 22:13-19.) Asimismo, si se descubría que un hombre tenía relaciones con una virgen que no estaba comprometida, la Ley prescribía: “El hombre que se acostó con ella entonces tiene que dar al padre de la muchacha cincuenta siclos de plata (110 dólares [E.U.A.]), y ella llegará a ser su esposa debido a que la humilló. No se le permitirá divorciarse de ella en todos sus días”. (Dt 22:28, 29.)

¿Sobre qué única base bíblica podría divorciarse el cristiano?
Jesús dijo en su Sermón del Monte: “Además se dijo: ‘Cualquiera que se divorcie de su esposa, dele un certificado de divorcio’. Sin embargo, yo les digo que todo el que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, la expone al adulterio, y cualquiera que se case con una divorciada comete adulterio”. (Mt 5:31, 32.) Posteriormente, después de decirles a los fariseos que la concesión de divorcio registrada en la ley mosaica no había sido una disposición vigente “desde el principio”, comentó: “Yo les digo que cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra, comete adulterio”. (Mt 19:8, 9.) En nuestro día, suele distinguirse entre “fornicación” y “adulterio”: el primer término aplica a la persona que tiene relaciones sexuales con otra del sexo opuesto sin estar casada, y el segundo, a la persona casada que consiente en tener ayuntamiento sexual con alguien del sexo opuesto que no es su cónyuge legal. Sin embargo, como se explica en el artículo FORNICACIÓN, este término traduce la palabra griega por·néi·a, que engloba toda forma de acto sexual ilícito fuera del matrimonio bíblico. En consecuencia, las palabras de Jesús en Mateo 5:32 y 19:9 indican que la única base válida para el divorcio es que uno de los dos cónyuges cometa por·néi·a. Dada esta circunstancia, un cristiano podría valerse de este recurso y divorciarse de su cónyuge, con lo que quedaría libre para casarse de nuevo, si lo desease, con una persona de su misma fe. (1Co 7:39.)
Si una persona casada tuviese relaciones sexuales con alguien de su mismo sexo, incurriría en un acto sucio y repulsivo (homosexualidad) y, de no arrepentirse, no podría ser contado entre los herederos del Reino. Las Escrituras también condenan el ayuntamiento con animales: la bestialidad. (Le 18:22, 23; Ro 1:24-27; 1Co 6:9, 10.) Todos estos actos —sucios en sumo grado— quedan englobados en el amplio concepto de por·néi·a. Además, ha de decirse que bajo la ley mosaica la homosexualidad y la bestialidad comportaban la pena de muerte y dejaban al cónyuge inocente en libertad para casarse de nuevo. (Le 20:13, 15, 16.)
Por otra parte, Jesucristo dijo que “todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”. (Mt 5:28.) Sin embargo, no quiso decir con esto que ese sentimiento interior, no materializado, daba base para el divorcio. Con sus palabras, Jesús puso de manifiesto que el corazón debe mantenerse limpio y que no es procedente albergar pensamientos y deseos impropios. (Flp 4:8; Sant 1:14, 15.)
La ley rabínica judía realzaba el deber que tenía la pareja de hacer uso del débito conyugal, y si la esposa era estéril, permitía que el esposo se divorciara de ella. Sin embargo, en las Escrituras no hay base alguna que le otorgue al cristiano esa prerrogativa. La prolongada esterilidad de Sara no le dio base a Abrahán para divorciarse de ella, como tampoco —por la misma razón— pensó Isaac en divorciarse de Rebeca, Jacob de Raquel o el sacerdote Zacarías de Elisabet. (Gén. 11:30; 17:17; 25:19-26; 29:31; 30:1, 2, 22-25; Lu 1:5-7, 18, 24, 57.)
No hay nada en las Escrituras que justifique a un cristiano divorciarse de su cónyuge por ser este incapaz de pagar el débito conyugal, haber perdido su sano juicio o contraído una enfermedad incurable o repulsiva. El espíritu de amor, que es propio de los cristianos, induce, no al divorcio, sino a tratar con conmiseración a ese cónyuge. (Ef. 5:28-31.) Tampoco otorga la Biblia al cristiano el derecho de divorciarse de su cónyuge por ser de diferente religión; muestra, más bien, que si permanecen juntos, el cónyuge cristiano puede atraer al incrédulo a la fe verdadera. (1Co 7:12-16; 1Pe 3:1-7.)
Cuando Jesús dijo en el Sermón del Monte que ‘todo el que se divorciara de su esposa por cualquier otro motivo que no fuese el de la fornicación, la exponía al adulterio, y que cualquiera que se casara con una divorciada cometería adulterio’ (Mt 5:32), mostró que si el divorcio se producía por motivos ajenos a la por·néi·a de la esposa, el esposo la dejaría ante el riesgo de incurrir en adulterio en el futuro. Siendo que la base del divorcio no era el adulterio, no tenía verdadero valor desvinculante y, por lo tanto, no la dejaba en libertad para casarse con otro hombre y hacer vida conyugal con él. Además, cuando Cristo dijo que cualquiera que “se case con una divorciada comete adulterio”, se refería a una mujer divorciada por razones ajenas al “motivo de fornicación” (por·néi·a). Su divorcio, aunque legalmente válido, no tenía el refrendo de las Escrituras.
Marcos, al igual que Mateo (Mt 19:3-9), registró lo que dijo Jesús a los fariseos con relación al divorcio y citó a Cristo cuando dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa y se case con otra comete adulterio contra ella, y si alguna vez una mujer, después de divorciarse de su esposo, se casa con otro, ella comete adulterio”. (Mr. 10:11, 12.) Una declaración similar se hace en Lucas 16:18: “Todo el que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio, y el que se casa con una mujer divorciada de un esposo comete adulterio”. Leídos por separado, estos versículos parecen prohibir el divorcio a los seguidores de Cristo sea cual sea la circunstancia, o, cuando menos, indicar que un divorciado no podría casarse de nuevo, a no ser que muriese el cónyuge del que se divorció. Sin embargo, estas palabras de Jesús, según aparecen en Marcos y Lucas, deben entenderse a la luz de la declaración más completa registrada por Mateo. En esta se incluye la frase “a no ser por motivo de fornicación” (Mt 19:9; véase también Mt 5:32), mostrando que lo que Marcos y Lucas escribieron sobre el divorcio al citar a Jesús aplicaría siempre que la razón para el divorcio no hubiese sido la fornicación (por·néi·a) de uno de los cónyuges.
Sin embargo, una persona no está obligada bíblicamente a divorciarse de un cónyuge adúltero arrepentido. El esposo o esposa cristiano puede responder con misericordia, al igual que Oseas, que al parecer tomó de nuevo a su esposa adúltera Gómer, y Jehová, que mostró misericordia al Israel arrepentido que había sido culpable de adulterio espiritual. (Os 3.)
Se restablece la norma original de Dios.
Con sus palabras, Jesús dejó claro que se restablecía la elevada norma sobre el matrimonio que Dios fijó en un principio, y que aquellos que llegaran a ser sus discípulos tendrían que adherirse a esa norma. Aunque las concesiones recogidas en la ley mosaica continuaban vigentes, sus verdaderos discípulos, que se interesarían en hacer la voluntad del Padre y en ‘hacer’ o poner por obra los dichos enseñados por Jesús (Mt 7:21-29), no se ampararían en dichas concesiones a fin de ‘endurecer su corazón’ hacia sus cónyuges. (Mt 19:8.) No violarían el principio original que gobierna el matrimonio por el afán de divorciarse de sus cónyuges a toda costa y sobre bases distintas a la que Jesús indicó: la fornicación (por·néi·a).
La persona soltera que cometiese fornicación con una prostituta llegaría a ser “un solo cuerpo” con ella. De igual manera, el adúltero se constituiría “un solo cuerpo”, no con su esposa, con quien ya lo era, sino con aquella con la que tuviese relaciones inmorales. En consecuencia, no solo pecaría contra sí mismo, su propio cuerpo, sino contra el “solo cuerpo” que hasta ese momento formaba con su esposa. (1Co 6:16-18.) Esa es la razón por la que el adulterio proporciona una base válida para desatar el vínculo conyugal con el respaldo de los principios bíblicos, y cuando esas condiciones se dan, el divorcio da fin al matrimonio legal y deja en libertad al cónyuge inocente para casarse de nuevo con toda dignidad. (Heb. 13:4.)
El divorcio en sentido figurado.
Las relaciones conyugales se emplean en la Biblia en sentido figurado. (Isa 54:1, 5, 6; 62:1-6.) Del mismo modo, se hace referencia al divorcio o a la acción de despedir a una esposa en términos simbólicos. (Jer. 3:8.)
En 607 a. E.C., el reino de Judá fue echado abajo, Jerusalén sufrió destrucción y a los habitantes de la tierra se los llevaron al cautiverio babilonio. Años antes de que esto ocurriese, Jehová había profetizado a judíos que llegarían a estar en cautiverio: “¿Dónde, pues, está el certificado de divorcio de la madre de ustedes, a la cual yo despedí?”. (Isa 50:1.) La “madre” u organización nacional había sido despedida por una razón justa, no porque Jehová rompiese unilateralmente su pacto e iniciase una tramitación de divorcio, sino debido a sus pecados contra la ley del pacto. Sin embargo, hubo un resto de israelitas arrepentidos que le oró a Jehová a fin de que los aceptase de nuevo en aquella relación de esposa y los restaurase a su tierra. Por causa de su propio nombre, en 537 a. E.C., cuando los setenta años de desolación terminaron, Jehová restauró de nuevo a su pueblo y lo condujo a su tierra.


ETAPA DE ANALISIS TEXTUAL

TABLA COMPARATIVA EN VARIAS VERSIONES DT. 24.1-4.
DHH
LBLA
VM
BL95
1  "Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, pero después resulta que no le gusta por haber encontrado en ella algo indecente, le dará por escrito un certificado de divorcio y la despedirá de su casa.
1  Cuando alguno toma una mujer y se casa con ella, si sucede que no le es agradable porque ha encontrado algo reprochable en ella, y le escribe certificado de divorcio, lo pone en su mano y la despide de su casa,
1  CUANDO alguno tomare mujer, casándose con ella, sucederá que si ella no hallare favor en sus ojos, por haber él hallado en ella alguna cosa torpe, le podrá escribir carta de repudio, y poniendo ésta en mano de ella, despedirla de su casa.
1  Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, puede ser que le encuentre algún defecto y ya no la quiera. En ese caso, escribirá un certificado de divorcio que le entregará antes de despedirla de su casa.
2  Ella, después que haya abandonado la casa, podrá casarse con otro;
2  y ella sale de su casa y llega a ser mujer de otro hombre;
2  Y salida de su casa, ella podrá ir y ser de otro marido.
2  Habiendo salido de su casa, puede ser la mujer de otro.
3  pero si su segundo marido también llega a despreciarla y le entrega un certificado de divorcio, despidiéndola de su casa, o si este segundo marido se muere,
3  si el segundo marido la aborrece y le escribe certificado de divorcio, lo pone en su mano y la despide de su casa, o si muere este último marido que la tomó para ser su mujer,
3  Mas si la aborreciere el segundo marido, y le escribiere carta de repudio, y poniéndola en mano de ella, la despidiere de su casa; o si hubiere muerto el segundo marido que la hubiere tomado por mujer;
3  Pero si éste también ya no la quiere y la despide con un certificado de divorcio, o bien si llega a morir este otro hombre que la tomó como mujer suya,
4  entonces el que fue su primer marido no podrá volver a casarse con ella debido al estado de impureza en que ella se encuentra; esto sería un acto repugnante para el Señor, y ustedes no deben deshonrar el país que el Señor su Dios les da en propiedad.
4  al primer marido que la despidió no le es permitido tomarla nuevamente como mujer, porque ha sido menospreciada; pues eso es abominación ante el SEÑOR. No traerás pecado sobre la tierra que el SEÑOR tu Dios te da por heredad.
4  su primer marido que la había despedido no podrá volver a tomarla para que sea mujer suya, después de haberse ella amancillado; porque abominación es esto para Jehová: no hagas pecar pues a la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia.
4  el primer marido que la repudió no podrá volver a tomarla por esposa, ya que pasó a ser para él como impura. Sería una abominación a los ojos de Yahvé que la volviera a tener. No manches la tierra que Yahvé te dará en herencia.













ANALISIS DEL TEXTO MASORETICO DT.24.1-4.

Hd"êy"B. !t:ån"w> ‘ttuyrIK. rp,seÛ Hl'ø bt;k'’w> rb'êD" tw:år>[, ‘Hb' ac'm'Û-yKi wyn"©y[eB. !xEå-ac'm.ti al{ô-~ai hy"ùh'w> Hl'_['b.W hV'Þai vyai² xQ:ïyI-yKi( 1
 `At*yBemi Hx'ÞL.viw>

PRIMERA PARTE
Vocablo hebreo y fonética
Traducción
Ubicación gramatical
Observaciones
Verso 1.
yKi
Kî|
a quien, aunque, bien, como, convenir, cuando, hasta, maldecir, mas, de seguro, en verdad, hasta, ora, pero, por, por cuanto, porque, por tanto, pues, pues qué, que, si, si aún, sin embargo, ya que.
Conj,
Partícula que: Expresa causa o razón:
ki asíta zot = porque hiciste esto (Gén.3:14).
xQ:ïyI
yiqqaH
aceptar, acercar, admitir, adoptar, adquirir, alejar, apoderarse, arrebatar, atraer, capturar, casar, comprar, dar, dejar, echar, endulzar, envolver, esparcir, ganar, herir, limpiar, llamar, llevar, mezclar, percibir, prender, prestar, quitar, recibir, recoger, reprochar, sacar, tomar, traer.
verbo, qal, imperfecto, 3rd persona,  masculino singular
1) Tomar a alguien o a algo (Éxo_17:5).
2) Adquirir, comprar (Pro_31:16).
3) Recibir, aceptar (Sal_6:10/9; Jer_9:19).
4) Tomar interés en alguien (Jer_40:2).
5) Quitarle algo a alguien, llevarse algo, arrebatar (Gén_27:35; Job_15:12; Pro_27:13).
6) Llevar a alguien consigo (Gén_5:24). — Perf. לָקַח; Impf. יִקַּח; Impv. קַח, קְחָה, קְחִי, קְחוּ; Inf. קַחַת, לָקַחַת; Abs. לָקוֹחַ; Part. לֹקֵחַ; Pas.pl. לְקֻחִים.
vyai²
´îš
alguno, cadáver, casado, digno, extranjero, extraño, hombre, humano, Ishi, labrador, macho, marido, marinero, paladín, persona, soldado, varón.
sujeto masculino singular  
1) Hombre, tanto genérico como en contraste con "mujer" (Gén_1:26; Gén_2:24).
2) Niño varón (Gén_4:1).
3) Marido (Gén_3:6; Comp. Ose_2:18/16).
4) Persona (Sal_62:10/9; Job_38:26).
5) Gente notable (Sal_49:3/2).
hV'Þai
´iššâ
hembra, mujer, varona.
sujeto, feminine singular
El vocablo tiene cognados en acádico, ugarítico, arameo, arábigo y etíope. Aparece unas 781 veces en hebreo bíblico y en todos los períodos de la lengua.
W
û
y, también
Conj.

Hl'_['b.
bü`äläh
casado, -a, desposar, dominar, enseñorear, esposo, llegarse a ella, y ser su marido, tener dominio (sobre).
verb qal waw consec perfect 3rd person masculine singular , suffix 3rd person feminine singular  

w>
y, también
Conj.

hy"ùh'w>
häyâ
existir, i.e. ser o llegar a ser, tener lugar (siempre enfático, y no meramente cópula o auxiliar):- acontecer, andar, bendición, caer, carecer, casar, causa, cobrar, cometer, conducir, conseguir, constituir, continuar, convertir, cumplir, dar, dejar, detener, disponer, echar, emisión, esperar, existir, extender, formar, ganar, hablar, hacer, hallar, ir, levantar, librar, llegar, llevar, obtener, ocurrir, orden, permanecer, quebrantar, quedar, recibir, requerir, seguir, ser, servir, suceder, tener, tomar, venir, volver.
verbo qal waw consec perfecto 3rd persona masculino singular  
Este verbo solo se encuentra en hebreo y arameo. Se constatan unos 3,560 casos del término en el Antiguo Testamento, tanto en hebreo como en arameo. A menudo el verbo indica más que existencia o identidad (esto se puede hacer aun sin el verbo). Más bien, enfatiza de manera muy particular la existencia (ser) o la presencia de una persona u objeto. Sin embargo, en las versiones en castellano se suele usar simplemente el término «acontecer».
~ai
im-
participio primario; que se usa muy ampliamente como demost., ¡he aquí!; interrogativo ¿si?, o condicional, si, aunque; también ¡Oh, eso!, cuándo; de aquí, como negativa, no:- a la verdad, aunque, en tanto, excepto, mientras, si, sin embargo.
partícula  adverbial

al{ô
lö´
antes, así, como si no, cual nunca hubo, débiles, fuera, ignorar, indómito, mas no, nada, ni, ninguno, ni tampoco, no, no con, no faltar, no fue posible, no poder, nunca, por falta, si, si no, si . . . no,
partícula negativa

ac'm.ti
timcä´
abasto, acontecer, alcanzar, aparecer, apoderarse, bastar, buscar, conseguir, corresponder, cosechar, dar, descifrar, descubrir, encuentro, entender, entregar, hacer, hallar, librar, llegar, dar ocasión, pasar, presentar, presente, sacar, sobrevenir, sorprender, suficiente, tener, topar, venir, volver, encontrar.
verb qal imperfect 3rd person feminine singular
1) Encontrar, hallar algo que se busca (Gén_2:20; 1Sa_20:21).
2) Hallar o encontrar a alguien con las manos en la masa (Jer_2:34).
3) Descubrir algo secreto (Jue_14:18; Gén_44:16).
!xEå
Hën
agraciada, agradar, favor, gracia, graciosa, misericordia, precioso.
noun common masculine singular 

B
En
preposición

wyn"©y[
`ênäyw
ojo; pozo; superficie; apariencia; fuente, manantial
feminine dual construct , suffix 3rd person masculine singular

yKi
a quien, aunque, bien, como, convenir, cuando, hasta, maldecir, mas, de seguro, en verdad, hasta, ora, pero, por, por cuanto, porque, por tanto, pues, pues qué, que, si, si aún, sin embargo, ya que.


conjunción
 כִּי Partícula que: 1) Expresa causa o razón:
ki asíta zot = porque hiciste esto (Gén_3:14).
2) Introduce una explicación: En Isa_3:24 la RVA sigue el texto de los Rollos del M. M. que en lugar de כִּי תַחַת יׄפִי tienen כִּי תַחַת יׄפִי בֹשֶׁת, "porque en lugar de belleza habrá vergüenza".
ac'm'Û
mäºcä´
abasto, acontecer, alcanzar, aparecer, apoderarse, bastar, buscar, conseguir, corresponder, cosechar, dar, descifrar, descubrir, encuentro, entender, entregar, hacer, hallar, librar, llegar, dar ocasión, pasar, presentar, presente, sacar, sobrevenir, sorprender, suficiente, tener, topar, venir, volver, encontrar.

verbo qal perfecto 3rd persona masculino singular 

Hb
En
article preposition , suffix 3rd person feminine singular  

tw:år>[,
`erwat
desnudez, literalmente (especialmente partes pudendas) o figurativamente (desgracia, defecto):- confusión, desnudez, indecencia, -te, inmundicia, -o, vergüenza.
noun common feminine singular construct  
 Este término se usa para los órganos sexuales masculinos y femeninos. En la primera ocasión en que se usa, erwah implica exhibición vergonzosa: «Cam, el padre de Canaán, vio la desnudez de su padre … Entonces Sem y Jafet tomaron un manto, lo pusieron sobre sus propios hombros, y yendo hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre. Como tenían vuelta la cara, ellos no vieron la desnudez de su padre (Gén_9:22-23 rva ). Este vocablo se usa a menudo para significar la «desnudez» femenina (los órganos sexuales descubiertos) y simboliza la vergüenza.
rb'êD"
Däbär
palabra; asunto; algo
masculino, singular

w>
y, también
Conj.

bt;k'’
käºtab
apuntar, contar, dar, decretar, delinear, describir, descripción, escribir, escrito, escritura, formar, inscribir, prescribir, registrar, suscribir.
verbo qal waw consec perfecto 3rd persona masculina singular
Básicamente el término se refiere a apuntar un mensaje. El juicio (interdicción) divino contra los amalecitas debía anotarse en un libro (pergamino): (Éxo_17:14 : primera mención del vocablo).
Hl'
läh
por, en,
particle preposition , suffix 3rd person feminine singular

rp,se
sëºper
Pergamino, lámina de piel preparada para escribir en ella, carta, libro.

noun common masculine singular  

tWtyrIK.
Kürîtùt
Cortar (del vínculo matrimonial), i.e. divorcio:- divorcio, repudio.

noun common feminine singular  

 !t:ån"w>
wünätan
abandonar, abrir, acarrear, acumular, afirmar, alzar, arremeter, asentar, atribuir, cantar, cargo, causar, ceder, colocar, comerciar, componer, concebir, conceder, confiar, constituir, contribuir, convertir, convocar, correr, cuidado, culpar, cumplir, dar, dar de comer, dedicar, dejar, depositar, destinar, disponer, disputar, distribución, echar, emplear, encomendar, entregar, enviar, establecer, exaltar, extender, facultad, fijar, gana, guardar, hacer, horadar, humillar, imponer, imprimir, infundir, jefe, lanzar, levantar, llevar, mostrar, negociar, ofrecer, ordenar, otorgar, pagar, permitir, poner precio, presentar, quedar, querer, recaer, recompensa, reducir, rendir, repartir, restituir, rugido, sacar, satisfacer, sembrar, señalar, servir, someter, suministrar, suspender, tener, traer, venganza, vengar, yacer.

verb qal waw consec perfect 3rd person masculine singular  

 Hd"êy"B.
Büyädäh
mano (abierta [indicando poder, medios, dirección, etc.], a distinción de que indica mano cerrada); usado (como sustantivo, adverbio, etc.) en una gran variedad de aplicaciones, tanto literalmente y figurativamente, tanto prox. y remota [como sigue]:- ancho, anchuroso, bajo, bastante, brazo, cargo, compañía, conducto, consagrar, costa, cuidado, dedo, deuda, dirección, disposición, dominio, orden, eje, espiga, frontera, fuerza, garra, generosidad, hecho, homenaje, jurar, laboriosa, lado, llaga, lugar, mando, mano, mejor, moldura, monumento, ordenamiento, orilla, parte, poder, posibilidad, pulgar, ribera, rotura, senda, servicio, sobaco, soberbia, someter, territorio, vez, zurdo.
noun common feminine singular construct , suffix 3rd person feminine singular  

Hx'ÞL.viw>
wüšillüHäh
enviar lejos, por, o fuera (en una gran variedad de aplicaciones):- acompañar, alargar, amenazador, aplicar, arrojar, buscar, casar, cesar, consentir, convocar, crecer, dar, dejar, descargar, desenfrenar, despachar, despedir, echar, ejercitar, empujar, enviar, extender, huir, ir, levantar, libertad, llamar, llegar, llevar, mandar, meter, partir, poner, prender, quitar, repudiar, repudio, sacar, salir, señalar, soltar, suelto, tender.
verb piel waw consec perfect 3rd person masculine singular , suffix 3rd person feminine singular  
El uso más frecuente de shalaj tiene que ver con el envío de alguien o de alguna cosa como mensajero a un determinado lugar: «él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo» (Gén_24:7).
 At*yBemi
miBBêtô
casa (en la más amplia variación de aplicaciones, específicamente familia, etc.):- cabaña, cámara, capital, cárcel, casa, cocina, corte, dentro, por dentro, edificio, espacio, familia, habitación, hija, huésped, interior, interiormente, lado, linaje, lugar, mayordomo, meter, morada, palacio, patio, pomito (de olor), tela (de araña), templo, tienda.
noun common masculine singular construct , suffix 3rd person masculine singular  

Verso 2.
 ha'Þc.y"w>
wüyäc´â
ir (causativo traer) fuera, en una gran variedad de aplicaciones, literalmente y figurativamente, directo y prox.:- abandonar, abortar, adquirir, afuera, andar, arrojar, avanzar, brotar, caer, campaña, causar, comprar, continuar, corresponder, dar, declarar, dejar, derramar, desaparecer, descendencia, dirigir, divulgar, echar, emanar, emisión, entrar, entregar, entresacar, enviar, escapar, esparcir, exhibir, extender, faltar, fin, gastar, hacer, imponer, ir, librar, libre, llegar, llevar, luz, nacer, pagar, palabra, pasar, prender, presentar, proceder, producir, proferir, propagar, quemar, quitar, referir, rendir, renuevo, sacar, salida, salir, saltar, seguir, sobresalir, sobresaltar, subir, suelto, tomar, traer, venir, volver.
verb qal waw consec perfect 3rd person feminine singular

 At=yBemi
miBBêtô
casa (en la más amplia variación de aplicaciones, específicamente familia, etc.):- cabaña, cámara, capital, cárcel, casa, cocina, corte, dentro, por dentro, edificio, espacio, familia, habitación, hija, huésped, interior, interiormente, lado, linaje, lugar, mayordomo, meter, morada, palacio, patio, pomito (de olor), tela (de araña), templo, tienda.
noun common masculine singular construct , suffix 3rd person masculine singular

hk'Þl.h'w>
wühälkâ
existir, i.e. ser o llegar a ser, tener lugar (siempre enfático, y no meramente cópula o auxiliar):- acontecer, andar, bendición, caer, carecer, casar, causa, cobrar, cometer, conducir, conseguir, constituir, continuar, convertir, cumplir, dar, dejar, detener, disponer, echar, emisión, esperar, existir, extender, formar, ganar, hablar, hacer, hallar, ir, levantar, librar, llegar, llevar, obtener, ocurrir, orden, permanecer, quebrantar, quedar, recibir, requerir, seguir, ser, servir, suceder, tener, tomar, venir, volver.
verb qal waw consec perfect 3rd person feminine singular  
%lh de un verbo muy parecido
1) Andar, ir, venir (1Sa_9:9).
2) Andar, comportarse, actuar (Isa_33:15).

 ht'îy>h'w>

wühäytâ
existir, i.e. ser o llegar a ser, tener lugar (siempre enfático, y no meramente cópula o auxiliar):- acontecer, andar, bendición, caer, carecer, casar, causa, cobrar, cometer, conducir, conseguir, constituir, continuar, convertir, cumplir, dar, dejar, detener, disponer, echar, emisión, esperar, existir, extender, formar, ganar, hablar, hacer, hallar, ir, levantar, librar, llegar, llevar, obtener, ocurrir, orden, permanecer, quebrantar, quedar, recibir, requerir, seguir, ser, servir, suceder, tener, tomar, venir, volver.
verb qal waw consec perfect 3rd person feminine singular  

 rxE)a;-vyail.
lü´îš-´aHër

con el proximo , u otro //hombre
l particle preposition
 vyai noun common masculine singular
 rxea; adjective masculine singular  



Deuteronomy 24:1-4.

 Hl'_['b.W hV'Þai vyai² xQ:ïyI-yKi( 
 ‘Hb' ac'm'Û-yKi wyn"©y[eB. !xEå-ac'm.ti al{ô-~ai hy"ùh'w>
 Hd"êy"B. !t:ån"w> ‘ttuyrIK. rp,seÛ Hl'ø bt;k'’w> rb'êD" tw:år>[,
`At*yBemi Hx'ÞL.viw>
`rxE)a;-vyail. ht'îy>h'w> hk'Þl.h'w> At=yBemi ha'Þc.y"w> 2
 ‘ttuyrIK. rp,seÛ Hl'ø bt;k'’w> è!Arx]a;h' vyaiäh' éHa'nEf.W 3
 vyaiäh' ‘tWmy" ykiÛ Aaå At+yBemi Hx'ÞL.viw> Hd"êy"B. !t:ån"w>
`hV'(ail. Alß Hx'îq'l.-rv,a] !Arêx]a;h'
 bWv’l' Hx'L.viû-rv<)a] !AvåarIh' Hl'ä[.B; lk;äWy-al{ 4
 ha'M'êJ;hu rv<åa] ‘yrEx]a; hV'ªail. Alå tAyõh.li HT'øx.q;l.
 ‘ayjix]t; al{Üw> hw"+hy> ynEåp.li awhiÞ hb'î[eAt-yKi(
s `hl'(x]n: ^ßl. !tEïnO ^yh,êl{a/ hw"åhy> ‘rv,a] #r<a'êh'-ta,

APENDICE PRIMERA
Es Jerónimo, teólogo (c. 345-420), erudito bíblico, padre y doctor de la Iglesia, cuya obra más importante fue la Vulgata, traducción de la Biblia al latín. Eusebius Hieronymus, su nombre en latín, nació en Estridon, en la frontera entre las provincias romanas de Dalmacia (en la actual Croacia) y Panonia (en la actual Eslovenia), hacia el año 345. Comenta al respecto de Dt., donde aborda prohibición de un segundo matrimonio con la misma mujer (24,1-4). Los caps. 24-25 contienen leyes y normas diversas: diez en forma de ley casuística, seis breves leyes apodícticas y otras dos más. Los vv. 1-4 no son una ley sobre el divorcio que imponga la obligación de entregar un documento escrito a la mujer, como da a entender la inexacta traducción de la Vg; tras una larga prótasis de cuatro miembros comienza la apódosis por «entonces su primer marido» (4). La prohibición es de carácter ritual: la mujer se ha hecho impura para el primer marido. 1. algo indecente: La misma frase aparece aquí y en 23,14, cerwat dábár. En tiempos de Cristo se discutía sobre la razón suficiente para el divorcio entre la escuela rigorista de Sammay y los laxistas, seguidores de Hillel, que permitían el divorcio «por cualquier causa» (Mt 19,3). un libelo de repudio: Podemos suponer que este documento se referiría también al problema de la indemnización por la mujer en caso de que hubiera de pagarla, como en el Código de Hammurabi (§§ 137-41; ANET 172) y en las leyes asirías (ANET 183). Cf. B. N. Wambacq, VD 33 (1955), 331-35; S. B. Gurewicz, Divorce in Jewish Law: «Res Judicatae» 7 (1956), 357-62.

APENDICE SEGUNDA  
El teólogo R. de Vaux menciona: “El repudio y el divorcio el marido puede repudiar a su mujer. El motivo reconocido por Dt 24,1 es que «ha hallado una tira que imputarle». La expresión es muy genérica y en época rabínica se discutía vigorosamente sobre el alcance de este texto. La escuela rigorista de Samay no admitía como causa de repudio sino el adulterio y las malas costumbres, pero la escuela más laxa de Hillel se contentaba con cualquier motivo, incluso fútil, como que la mujer hubiese guisado mal un plato o, sencillamente, que otra mujer le gustaba más al marido. Ya Eclo 25,26 decía al marido: «Si tu esposa no obedece a tu señal o a tu mirada, sepárate de ella.» La formalidad del repudio era sencilla: el marido hacía una declaración contraria a la que había concertado el matrimonio: «Ella no es ya mi esposa y yo no soy ya su marido». Os 2,4. En la colonia de Elefantina, decía delante de testigos: «Me divorcio de mi mujer», literalmente: «Odio a mi mujer.» En Asiría, decía: «La repudio», o bien: «Ya no eres mi mujer.» Pero, en Israel, como en Mesopotamia y en Elefantina, el marido debía redactar un acta de repudio, Dt 24,1.3; Is 50,1; Jer. 3,8, que permitía a la mujer volverse a casar, Dt 24,2. En las cuevas de Muraba’at se ha descubierto un acta de repudio de principios del siglo II d.C. La ley ponía pocas restricciones al derecho del marido: un hombre que hubiese acusado falsamente a su mujer de no ser virgen al casarse con él, no podía ya repudiarla nunca, Dt 22,13-19; asimismo, un hombre que había tenido que tomar por esposa a una muchacha por haberla violado, Dt 22,28-29. Si una mujer repudiada vuelve a casarse y luego queda libre por haberse muerto su segundo marido o por haberla repudiado, su primer marido no puede volver a tomarla por esposa, Dt 24,3-4; cf. Jer. 3,1. El doble matrimonio de Oseas, Os 2-3, si es que se trata, como parece, de la misma mujer repudiada y vuelta a tomar, no cae dentro de esta ley, pues la mujer no había vuelto a casarse en el ínterin, sino que se había prostituido. La ley no se aplicaba tampoco en el caso de Micol casada con David, dada después en matrimonio a otro y finalmente vuelta a tomar por David, 1º Sam 18,20-27; 25,44; 2Sam 3,13-16, puesto que David no la había repudiado. No sabemos si los maridos israelitas hacían frecuentemente uso de este derecho, que parece haber sido bastante amplio. Los escritos sapienciales hacen el elogio de la fidelidad conyugal, Prov.5,15-19; Ecl 9,9, y Malaquías enseña que el matrimonio hace de los dos cónyuges un solo ser, y que el marido debe guardar la fe jurada a su compañera: «Odio el repudio, dice Yahvé, Dios de Israel», Mal 2,14-16. Pero habrá que aguardar a que Jesús en el Nuevo Testamento proclame la indisolubilidad del matrimonio, Mt 5.31-32; 19,1-9 y paralelos, con el mismo argumento que empleaba Malaquías: «Lo que Dios ha unido, el hombre no debe separarlo.» Las mujeres, en cambio, no podían pedir el divorcio. Todavía a principios de nuestra era, cuando Salomé, la hermana de Herodes, envió una carta de repudio a su esposo Kostabar, su acción fue considerada como contraria a la ley judía. Si el evangelio hace la hipótesis de una mujer que repudia a su marido. Me 10,12 (que falta en los paralelos), es seguramente pensando en las prácticas de los gentiles. Mas la colonia de Elefantina, que había sufrido influjos extranjeros, admitía que el divorcio podía ser pronunciado por la mujer. Y hasta en Palestina está atestado este uso en el siglo II de nuestra era por un documento del desierto de Judá. En Mesopotamia, según el código de Hammurabi, el marido puede repudiar a su mujer pronunciando la fórmula de divorcio, pero debe darle una compensación que varía según los casos. La mujer no puede divorciarse sino tras una decisión del juez que reconozca la culpabilidad del marido. Según las leyes asirlas, el marido puede repudiar a su mujer sin compensación, pero la mujer no puede obtener el divorcio. Los contratos presentan una situación más compleja y con frecuencia prevén condiciones más onerosas para el marido: en el momento de la conclusión del matrimonio, los padres de la novia la protegían con cláusulas particulares. Aunque el Antiguo Testamento se calle sobre esta cuestión, es verosímil que también en Israel el repudio llevase consigo condiciones pecuniarias. Según los contratos matrimoniales de Elefantina, el marido que repudiaba a su mujer no podía reclamar el mohar, pagaba el «precio del divorcio» y la mujer conservaba todo lo que había llevado al matrimonio; la mujer que se separaba de su marido pagaba el mismo «precio del divorcio» y conservaba sus bienes personales, incluso, a lo que parece, el mohar. Hemos dicho anteriormente que la mujer llamaba a su marido ha'al, «dueño»; también lo llamaba 'adán, «señor», Gen 18,12; Jue 19,26; Am 4,1, es decir, que le daba los títulos que daba un esclavo a su amo, un súbdito a su rey. El decálogo cuenta a la mujer entre las posesiones del marido, juntamente con la casa y el campo, el esclavo y la esclava, el buey y el asno, Ex. 20,17; Dt 5,21. Su marido puede repudiarla, pero ella no puede pedir el divorcio; permanece siempre como menor de edad. La mujer no hereda de su marido, ni las hijas de su padre, excepto cuando no hay herederos varones, Núm. 27,8. El voto de una muchacha o el de una mujer casada no adquiere validez sino con el consentimiento del padre o del marido, que pueden también anularlo, Núm. .30,4-17. No obstante, la situación de la mujer israelita es muy distinta de la de una esclava. Un hombre puede vender su esclava, puede incluso vender a su hija, Ex. 21,7, pero no puede vender a su esposa, ni aun en el caso de haberla adquirido como cautiva de guerra, Dt 21,14. El marido puede repudiar a su esposa, pero ésta está protegida por el acta de repudiación, que le restituye su libertad. Es probable que la mujer repudiada conservase, si no el usufructo, por lo menos la propiedad de una parte del mohar y de lo que ella misma había recibido de sus padres, cf. Jos. 15,19; Jue 1,15. Desde luego, sobre la mujer pesaban los trabajos más duros de la casa, la mujer guardaba los rebaños y trabajaba en el campo, hacía el pan, hilaba, etc. Pero esta actividad exterior no era humillante, sino que le granjeaba consideración.

APENDICE TERCERA
CONTRATO DE MATRIMONIO
54. Contrato matrimonial: año 13 a.C, 14 de abril (B.G.U. IV, 1052 = SP, I, 3)
A Protarco [un presidente de tribunal] de parte de Thermión, hija de Apión, con su tutor Apolonio hijo de Querea, y de parte de Apolonio (5) hijo de Tolomeo. Thermión y Apolonio hijo de Tolomeo están de acuerdo (ovyxwoovoiv) en concertarse (ovveXrjXv&évaí áXXf¡Xoic) para compartir una vida en común (jigóg fiíov xoivtovíav); el susodicho Apolonio hijo de Tolomeo reconoce haber recibido de Thermión por parte de su casa, (10) a título de dote, un par de zarcillos de oro y (...) dracmas de plata; y desde este momento (ánb xov vvv), Apolonio hijo de Tolomeo se compromete a proveer a Thermión como a mujer desposada (ég yvvaixl ya/uexfj) de todo lo necesario y de vestidos (15) conformes a su condición y a no maltratarla, a no expulsarla, a no insultarla y a no meter a otra mujer, o, en caso contrario, él perderá al punto la dote... (20)... y Thermión se compromete a cumplir sus deberes para con su marido y los propios de la vida en común (TÓV xoivóv fiíov) y a no ausentarse de casa (25) ni una noche ni un día sin el consentimiento de Apolonio hijo de Tolomeo, y a no deshonrar o dañar la casa común, y a no andar con otro hombre, o, en caso contrario,... (30)... será privada de la dote; y además la parte transgresora quedará sujeta a la multa prescrita.
El año 17 de César (Augusto), el 10 de Farmuthi.
CARTA DE DIVORCIO
Acta de divorcio: año 13 a.C, 27 de marzo (B.G.U. IV, 1103 = SP, 1,6) A Protarco, de parte de Zois hija de Heraclíades, con su tutor, su hermano Ireneo hijo de Heraclíades, (5) y de parte de Antípatro hijo de Zenón. Zois y Antípatro están de acuerdo en separarse uno de otro (xsxwgio&ai ájf áXXr¡Xa>v) [cf. Mt 19,6; Me 10,9], (rompiendo) la unión (av^LcboEcog) que se estableció por contrato ante este mismo tribunal en el corriente (xa> éveoxwxi) año decimoséptimo de César (Augusto); y Zois reconoce haber recibido de parte de la casa de él lo que éste obtuvo a título de dote: vestidos por valor de 120 dracmas de plata y un par de zarcillos de oro. Por ello, de ahora en adelante queda anulado (15) el contrato de matrimonio (áxvgov xf]v xov yáfiov ovv%á>gr¡oiv), y ni Zois ni nadie en su nombre podrá contender contra Antípatro para requerir la restitución de la dote; ni ninguna de ambas partes contra la otra en punto (20) a la cohabitación (ovfij3i(üoea>c;) o a cualquier otro asunto por lo que hasta la fecha se refiere (ecog xñg éveoxáong tf/uégag), fecha a partir de la cual le es lícito (é^elvaí) a Zois casarse con otro hombre (ovvag/uá&oftcu aXXco ávdgí) [cf. 2Cor 11,2] y a Antípatro con otra mujer, sin que ninguno de ellos sea denunciable por tal motivo...

No hay comentarios: