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viernes, 4 de septiembre de 2015



SACERDOCIO UNIVERSAL DEL CREYENTE 

TERCERA PARTE 


MOISÉS, PADRE DE MUCHOS, PADRE DE POCOS.  

  Existe una lista muy digna de tomar en cuenta, entre los profetas hebreos del AT, en los cuales podríamos analizar, en perspectiva, la cuestión del sacerdocio familiar. 
Pero nos toca dar un vistazo a la vida de Moisés, contrapuesto en dos caras de una moneda. Primero como persona y padre de familia, y segundo como padre de una nación en proceso, Israel. 
Adjunto a esto, un análisis breve de la institucionalización del Sacerdocio Aarónico, y levítico; tomando en cuenta sus alcances, observados en su horizonte histórico, y comparado con el sacerdocio del NT.
Éxodo 2.1-10,[1] narran el nacimiento[2] de Moisés, y rescate de morir ahogado en el rio Nilo, es decir, la biblia desde los inicios señala la forma especial que Dios protege a este niño. Se le nombra Moisés.[3] 


Los autores John W. Haley, y Santiago Escuain en un famoso Diccionario[4] explican lo siguiente:
“El nombre «Moisés» [Heb., «Mosheh»] parece estar derivado del verbo hebreo mäshäh, «sacar fuera». Sin embargo, se presenta la objeción de que una princesa egipcia no hubiera dado un nombre hebreo a su hijo adoptado; por ello «Moisés», a pesar de la declaración del escritor sagrado, debe ser un nombre egipcio. Hävernick, Kurtz y el Deán Stanley consideran el nombre como una palabra extranjera hebraizada. Los judíos de Alejandría, junto con Josefo y Filón, atribuían al nombre un origen egipcio, con una inflexión griega. Pero el canónigo Cook, en su valiosa obra Essay on Egyptian Words in the Pentateuch, señala la existencia de una palabra egipcia que coincide, en sonido y en sentido, con el verbo hebreo arriba mencionado. Este término egipcio «se corresponde en forma al hebreo, letra por letra», y denota primariamente «sacar fuera».
De la misma forma, John D. Hannah, profesor de Teología Histórica del Seminario Teológico de Dallas, expone:
                        “La noticia del nacimiento de Moisés se comenta brevemente.
 Es obvio que el decreto del faraón (1:16, 22) ponía en riesgo
la vida de Moisés. Los nombres de los padres de Moisés no
se dan aquí, pero en 6:20 vemos que su padre fue Amram y
su madre fue  Jocabed, tía  de Amram…  suponiendo que  el
éxodo ocurrió en  1446  y que Moisés tenía  80 años para
entonces (7:7), por consiguiente nació en 1526 a.C., al
principio del reinado de Tutmosis I (1526–1512) o al final
del reinado de Amenhotep I (1545–1526)”.  Y luego añade:
“El hijo era hermoso (v. 2), es decir, bello y saludable.
 Esteban dijo que Moisés “no era un niño ordinario” (Hch. 7:20);
 el escritor de Hebreos también expresó algo similar
(Heb. 11:23). Actuando por fe en la capacidad de Dios de
resolver su problema, los padres de Moisés lo tuvieron
escondido, sin temer el edicto del rey”.[5]  
Moisés predomina en las narraciones (Ex.2-Dt.34), de hecho, se desarrolla en todo el AT, y es presentado como precursor de Israel, y portavoz de la ley. Con toda razón algunos escritores como William Sanford Lasor y otros comentan:

“Si se borra a Moisés de las tradiciones, por
considerarlo carente de historicidad o como
una adición posterior, la religión y hasta la
existencia misma de Israel se vuelven
inexplicables”.[6]

Para entender a Moisés como sacerdote de sus dos familias, (como lo miramos nosotros) tenemos que contemplar los hechos de su vida en tres etapas, y así, nos facilitaría mucho entender el proceso tan largo al que este hombre fue sometido por Dios.
ü    el periodo que vivió en Egipto
ü    el periodo en el desierto
ü    periodo en las peregrinaciones en el desierto



Moisés, en sus inicios era un típico príncipe de Egipto, en el mejor sentido de la palabra.[7] Por ejemplo, comenta Montet refiriéndose a los palacios en su área interior, en época del Ramsés:
“La decoración interior de la sala del trono parece haber sido austera, a juzgar por las láminas esmaltadas descubiertas hace más de treinta años y los fragmentos de bajo relieves descubiertos recientemente por la misión norteamericana. El rey está representado en todas partes de pie en forma de esfinge y por sus nombres jeroglíficos. Los enemigos de Egipto se hallan maniatados ante él. Visten ricas vestimentas bordadas con adornos bárbaros, y se ha tenido gran cuidado en representar exactamente su fisonomía, el tocado, sus alhajas. Los libios están tatuados. Los negros llevan zarcillos. Los sirios lucen una medalla colgando del cuello. Los nómadas chasus sujetan con un peine sus largas cabelleras echadas para atrás”[8]


Y continúa:
“Los pavimentos de las salas de columnas representan un estanque de peces, cubierto de nenúfares, sobre el que vuelan pájaros acuáticos, rodeado de cañas y papiros. En medio de bosquecillos saltan terneros, y hacen levantar vuelo a los patos silvestres. En los fustes de las columnas se enroscan las cepas y las enredaderas. Los capiteles y las cornisas estaban realzados de incrustaciones brillantes. En las paredes estaban pintadas escenas de la vida familiar. El rey y la reina están sentados uno frente a otro, Akhenatón en una butaca, Nefertity en un almohadón. Tienen un crío en las rodillas; la mayor de las princesas rodea con los brazos el cuello de la menor. Otras dos princesitas juegan en el suelo”. [9]
Del mismo modo, Montet  destaca apuntando:
“No tememos afirmar que los palacios del Faraón en las dinastías XIX y XX estaban siempre decorados con el mismo lujo. Como en los tiempos de Akhenatón, las paredes, los techos, los pavimentos, las columnas y las cornisas pintados con brillantes colores eran una alegría para la vista y para el espíritu. La riqueza del mobiliario, el lujo de los adornos y de los vestidos completaban un conjunto de extrema distinción”.[10] Lo sobredicho, nos transporta al mundo lujoso y
opulento, de los Ramsés.[11]

La personalidad de Moisés fue transformada en estas tres etapas, y su forma de ver a Dios, o idea de ver a Dios es sorprendente. Es por su medio que por primera vez, con una claridad más allá, de los relatos patriarcales, desde Adán hasta Jacob, se nos presenta, un rostro muy claro de los deseos de Dios por acercarse a la humanidad.
Toda la teología de Moisés gira alrededor de la voluntad de Dios y sus propósitos,[12]  y su duda, abundan las enseñanzas prácticas en todas las páginas de la biblia que reseñan a este hombre de Dios.[13] 

En el periodo de Moisés en el desierto él había escapado, fugado entró a tierra madianita, allí,  formó su familia, sumido completamente en una vida pastoril, con su suegro; donde poco a poco se adaptó a la vida en lo desértico , tal vez, tuvo un tiempo de introspección profunda. Al punto que luego, recibió el llamamiento claro de parte de Dios de cara a la zarza, para después ocupar el trabajo de libertador de Israel.
Igualmente, en la peregrinación en el desierto, Moisés fue usado como por la mano de Dios, abriendo el Mar Rojo, cargar con la Ley, enseñándola y preparando al pueblo, y por desdicha en un momento de debilidad, cae en un pecado de intolerancia y soberbia, malogrando el beneficio de ingresar a la tierra prometida, camina por los llanos de Moab, y por último Dios lo lleva a su hogar celestial.
Por otra parte, insertamos nuevamente unas letras de Montet con respecto al trato de los hijos por parte de los faraones:
“Akhenatón y la reina Nefertity se hacen acompañar por las princesas en sus salidas. Si permanecen en palacio, las princesas se quedan al lado de ellos, no sólo en las horas de solaz, sino también cuando se ocupan de asuntos del Estado. Trepan a las rodillas del rey o de la reina, y no temen acariciarles la barbilla. Las mayores toman parte en la entrega de condecoraciones. Sedientos de ternura, los dichosos padres estrechan a los pequeñuelos en sus brazos y se los comen a besos.[14] El propio Ramsés II se sentía bastante orgulloso de sus ciento sesenta y tantos hijos. Estrabón nota asombrado que una costumbre especial de los egipcios, a la que tienen mucho apego, consiste en criar a todos los hijos que les nacen”[15]
Apoyándonos, en lo anterior podemos pensar que en sus primeros 40 años Moisés tuvo la oportunidad de tener padres, o por lo menos una madrastra, (hermana de Faraón) tierna y amorosa.  Este aspecto, sumado a la transformación que experimentó, frente a la zarza, y en contacto con Dios, nos hace pensar que Moisés pudo ser un padre amante de su prole.
No tenemos mucha información de Moisés y su familia, y sus relaciones intrafamiliares; en Ex. 4.20 reseña:
“Tomó, pues, Moisés a su mujer y sus hijos, los montó sobre el asno, y regresó a la tierra de Egipto. Y tomó Moisés la vara de Dios en su mano”.

No nos dice mayor asunto, por esto, es difícil detectar el tema. Ahora, inclinándonos más hacia el tema del sacerdocio, salta una interrogante ¿qué idea del sacerdocio tenía Moisés antes de la institución de la ley? La respuesta se encuentra, contenía en sus primeros 40 años, y en los otros 40 años en el desierto donde el suegro de Moisés “cuidaba las ovejas de su suegro Jetró, que era sacerdote de Madián”. De modo que, estas dos cosmovisiones de Moisés antes de iniciar su llamamiento a liberar a Israel y de conocer los mandamientos de la Ley, que le fue dada posteriormente.
 Siendo que los faraones siempre fueron promotores del sacerdocio que ocupaban, no a pocos individuos y también, sus no pocos dioses egipcios, esa cosmovisión sacerdotal egipcia en épocas faraónicas mantenía una actividad en los templos, que a nuestro parecer, no le fue ajeno a Moisés desde su juventud.
Por ejemplo,  el trabajo sacerdotal, el culto a los dioses, los eventos llamados “la salida del dios”, la fiesta de Opet, la del valle, los misterios, y algo llamado “la casa de la vida”, fueron contemporáneos y muy propios de la vida cotidiana de un príncipe faraónico, tal como Moisés lo fue. Daremos una ojeada a dos aspectos importantes en la vida de Moisès: “la casta o clero egipcio y los aspectos culticos”.  Esto con la intensión de aproximarnos un poco a aquello que potencialmente fue usual para Moisés.
Sabemos que cada templo egipcio en sí mismo era una pequeña ciudad que abrigaba policías, artesanos, funcionarios, y campesinos que labraban la tierra, que aunque vivían en el templo, no dependían del templo,  ni eran religiosos. Los que sí vivían del templo eran los “uabu”, los puros, a los It neter, padres divinos, al servidor divino, hemneter, al hombre del rollo, kheryhebet, que custodiaba el programa de ceremonia en un pergamino, a los miembros del unuyt, colegio compuesto de doce personas, pues la palabra egipcia unut significa hora. Estos últimos se turnaban cada hora para asegura el día y la noche, algo como una especie de perpetua adoración. En muchos de los templos. Por ejemplo, en la ciudad de Tebas, el clero de Amón los precedían cuatro:
·         El primer servidor divino, a pesar de la simplicidad de su título, era uno de los más grandes personajes de Egipto
·         En On, el jefe del clero de Tum se llamaba el gran vidente, ur ma el de Ptah
·         En Menfis, el jefe de los artistas
·         en Chmunu, el grande de los cinco era el jefe del templo de Thot.

Sea cual sea el nombre, los sacerdotes tienden, a distinguirse de la masa de los ciudadanos. Desdeñan la bata con pliegues y mangas y han adoptado un amplio taparrabo. Llevan desnudo el torso. Se afeitan la barba, el bigote y los cabellos.
Todo templo poseía un cuerpo de cantantes, cuyo oficio consistía en cantar agitando el sistro o los crótalos durante las ceremonias. Esas mujeres no vivían en el templo, sino con su familia, pues su función sólo exigía su presencia ciertos días, a ciertas horas.
Al contrario, las mujeres que componían el khenerit habían de residir en el templo, pues la palabra khener tanto designa una prisión como las partes más cerradas de un templo o de un palacio. Las superioras de éstas se llamaban la mujer divina del dios, la divina mano, o la divina adoratriz.
A veces se ha supuesto que las mujeres de ese harén divino constituían un colegio de cortesanas sagradas como el que existía en Biblos, ciudad muy impregnada de civilización egipcia. No está probado que semejante institución haya existido en Egipto.
A la verdad, las cantantes de Amón eran a veces de costumbres poco ariscas y concurrían a lugares bastante malos. Pero sin duda no sería razonable juzgar según el único ejemplar conservado en un papiro de Turín,[16] a todas las músicas de Amón.
Del mismo modo, los asuntos de “culto”  se oficiaban en cada templo de Egipto, en nombre del rey y con su patrocinio. De hecho, no se hacía en público, pues, se tenía que hacer “en la oscuridad del santo de los santos”.
El sacerdote calificado se purificaba primeramente en la casa de la mañana. Tomaba el incensario, lo encendía y luego se adelantaba hacia el santuario purificando con el olor del terebinto los lugares intermedios. El naos que contenía la estatua de madera dorada del dios o de la diosa estaba cerrado.
El sacerdote rompe el sello de arcilla, suelta el cerrojo y abriendo la puerta de par en par hace aparecer la imagen divina. Se prosterna, esparce ungüentos sobre la estatua, la inciensa y recita himnos de adoración.
Hasta ese momento la estatua era un objeto inanimado. El sacerdote le devolverá la vida presentándole sucesivamente el ojo arrancado a Horus por su enemigo Seth y encontrado por los dioses, y una estatuilla de Maat, la Verdad, hija de Ra. Luego sacan al dios de su nao. El oficiante procede a su tocado, como si fuera el tocado del rey. Lo lava, lo inciensa, lo viste, lo perfuma, vuelve a colocarlo en el naos y le pone por delante los elementos de una comida que luego la consumía enteramente el fuego.
Después de las últimas purificaciones con natrón, agua y terebinto, terminaba el culto. No hay más que cerrar el naos, echar el cerrojo y sellar. El sacerdote se retira retrocediendo y borrando la huella de sus pasos.[17]



[1] La narración de estos hechos relacionados con Moisés son citados en Hch. 7.20-44. Un cuadro comparativo de los hechos mencionados por Esteban son muy bien presentados en Wood, G. O. (2006). Acts: The Holy Spirit at work in believers : An independent-study textbook (Second Edition.). Springfield, MO: Global University. Pág. 111.
[2] Para una consulta de carácter narrativo consulte Freedman, D. N. (1996, c1992). The Anchor Yale Bible Dictionary. New York: Doubleday. Vol. 2, Pág. 693; Kratz, R. G., & Bowden, J. (2005). The composition of the narrative books of the Old Testament. London; New York, NY: T&T Clark. Pág. 281. Otras obras relacionadas: Gaebelein, A. C. (2009). The Annotated Bible, Volume 1: Genesis to Deuteronomy. Bellingham, WA: Logos Research Systems, Inc. Pág. 114; carácter lingüístico Gibson, A. (2001). Biblical semantic logic : A preliminary analysis. Sheffield, England: Sheffield Academic Press. Pág. 114-148; para panorama global analítico Gaebelein, A. C. (2009). The book of Exodus: A Complete Analysis of Exodus with Annotations. Bellingham, WA: Logos Research Systems, Inc. Pág. 10; para critica textual   Lange, J. P., Schaff, P., & Mead, C. M. (2008). A commentary on the Holy Scriptures : Exodus. Bellingham, WA: Logos Research Systems, Inc. Pág. 4-5.
[3] Bastas discusiones han existido por el origen claro del nombre “Moisés”, Gesenius, W., & Tregelles, S. P. (2003). Gesenius' Hebrew and Chaldee lexicon to the Old Testament Scriptures. Bellingham, WA: Logos Research Systems, Inc. Pág. 514; Harris, R. L., Harris, R. L., Archer, G. L., & Waltke, B. K. (1999, c1980). Theological Wordbook of the Old Testament (electronic ed.). Chicago: Moody Press. Pág. 530.
[4] Escuain, S. H., John W. (1988). Diccionario de dificultades y aparentes contradicciones bı́blicas. 08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE. Pág. 392.
[5] Walvoord, J. F., & Zuck, R. B. (1996). El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Antiguo Testamento, tomo 1: Génesis-Números. Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C. Pág. 127.
[6] LaSor, W. S., Hubbard, D. A., & Bush, F. W. (2004). Panorama del Antiguo Testamento: Mensaje, forma y trasfondo del Antiguo Testamento. Grand Rapids MI: Libros Desafío. Pág. 132.
[7] Un libro muy revelador  del autor Pierre Montet, (1964). La vida cotidiana en  Egipto  en tiempos de los Ramsés  (siglos XIII-XII a. C) Argentina, Buenos Aires: Librería Hachette S. A.
[8] Ann. S. A. E.: Annales du Service des Antiquités de l'Egypte, 39 vol., El Cairo, 1900-1939.
[9] Papiro. Harris, I, 29, 8; Montet, Tanis, II.
[10] Pierre Montet, (1964). La vida cotidiana en  Egipto  en tiempos de los Ramsés (siglos XIII-XII a. C) Argentina, Buenos Aires: Librería Hachette S. A. Pág. 14.
[11] Una tabla cronológica nos ayuda mucho, para ello consulte Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edición (electronic ed.). Miami: Sociedades Biblicas Unidas. Cronología del Antiguo Testamento.
[12] Yates, K. M., & Corona, S. (2002). Los profetas del Antiguo Testamento. El Paso, TX: Casa Bautista De Publicaciones. Pág. 19.
[13] Para una visión práctica integral del libro de Éxodo consulte Wilkinson, B., & Boa, K. (1983). Talk thru the Bible. Nashville: T. Nelson. Pág. 12.
[14] Bull. I. F. A. O.: Bulletin de l'Instituí français d'Archéologie oriéntale du Caire, 38 vol., El Cairo, desde 1901.
[15] Ídem. Pág. 38.
[16] Descubierto por Peyte et Rossi, Les papyrus hiératiques de Turin. Museo de Turin. Italia
[17] Se conoce el ritual por tres papiros del museo de Berlín y los bajo relieves del templo de Abidos. Moret, Le rituel du culte divin journalier en Égypte, París, 1902.

SACERDOCIO UNIVERSAL DEL CREYENTE 

PARTE SEGUNDA 


ABRAHAM, UN SACERDOTE PARTICULAR DE SU TIEMPO

De Abraham no poseemos registro que fuera llamado en las Escrituras “sacerdote”, sin embargo, si fue llamado: “profeta, Gen 20.7, y amigo (intimo) de Dios” Sant. 2.23) aspectos que son esenciales que muestran las características desarrolladas del ejercicio  sacerdotal. 

 En el primero de los casos el rey Abimelec, rey de Gerar, fue tentado a tomar a la mujer de Abran, pero Dios, en sueños se lo impidió (Gen 20.1-5).

Con énfasis muy claro en el v. 7, Dios manifiesta que Abran es un profeta, que va a orar por Abimelec, y vivirá… Realmente el vocablo usado en le TM es נָבִיא [nabi] que tiene su origen, tanto en árabe como en el Siriaco.[1] 


Es válida la observación de la distancia existente entre el profeta y el don profético, hoy día.[2]   Y también es importante notar que el redactor del texto hebreo no utilizara רֹאֶה raá; __ vidente, que la traducción textual aclara muy bien. Ya que nabí era el vocablo más genérico, el sentido de las palabras se inclina a la idea de que Abran era un “portavoz de Dios”.

Y debemos notar que existe una interrupción redaccional en el texto, tanto así, que muchas versiones castellanas colocan parte de este verso entre paréntesis.[1]  Inclusive, Filón de Alejandría rescata esta expresión.[2]  Aunque Abran es llamado “profeta”, en el sentido hebraico más general, algo podemos rescatar, y es que ser “portavoz de Dios” está intrínsecamente fusionado con el oficio sacerdotal en el más completo de sus sentidos.

Los comentarios de algunos de los padres de la iglesia son validos criterios dignos de tomar en cuenta. Por ejemplo,  Agustín,[3] Hipólito,[4] Jerónimo.[5]  Explicaciones que no se alejan mucho de nuestras formas clásicas del movimiento evangélico.
El otro aspecto que debemos advertir es que Abran (Abraham) es  llamado amigo de Dios, no sólo por el apóstol Santiago (2.23), sino también en 2º Cron. 20.7; Isa. 41.8.[1] Abraham es también un anticipo singular del sacerdocio eterno de la iglesia que habría de regocijarse y experimentar como una comunidad redimida. 


Si examinamos la cita de Crónicas,  la locución  אָהַב ajáb significa: tener afecto: enamorado, enamorar, gustar, querer, entre otras palabras.[2] Pero su significado no es muy claro.[3] De hecho, podríamos traducir de varias maneras el texto en su parte final, por ejemplo: “y Abraham fue llamado amado[1] de Dios, ____ estimado, apreciado, muy ansiado por Dios.[2]

Luego al revisar la cita de Sant. 2.23, καὶ φίλος θεοῦ ἐκλήθη (y llamado: apreciado de Dios). Filos, es la palabra  enunciada, y fue traducida al castellano, por “amigo” en el NT. Parece que el autor de la epístola está citando la LXX  y la sigue al pie de la letra: Αβρααμ τῷ ἠγαπημένῳ σου εἰς τὸν αἰῶνα; (Abrahán, el amado tuyo, por los siglos).[3] 

Observando los detalles anteriores, parece que la expresión apostólica se limita a señalar que Abraham era una persona querida y amada por Dios, aunque el texto hebreo es más explícito poniendo el énfasis en “amado, estimado, con sentido cercano e íntimo”[4]

Aquí se establece un principio de vida fundamental a futuro en el sacerdocio familiar, pues no basta con ser nacido de nuevo, ni tener un llamamiento a servir al Señor, ni haber obtenido tal o cual, grado académico, hemos de ser “íntimos”, en, y  para con Dios. La dimensión en la que vive para el Señor como sacerdote, afectará a toda su familia.

Uno de los actos más sacerdotales que podemos ver en Abra (ham) aparece en Gen 13.4, donde se hace referencia como sigue:

 “al lugar del altar que había hecho allí por primera vez.
Y allí Abran invocó el nombre de YHVH”

 Obviamente, el autor está aludiendo Gen 12.8, cuando obedeciendo a Dios (Gen 12.4-6) salió de Harán hasta Siquem, en el encinar de Moré, y apunta a que allí, Dios se le apareció a Abran. (v.7).  
Hay que notar dos asuntos claves para entender por qué motivo Abran invoca a Dios y levanta un altar. 

Primero, se debe revisar Gen 12.1, citando las palabras de Dios: “Ahora bien, YHVH había dicho a Abran: Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”, ____ la orden de salir de su territorio a la altura de 12.1, era en tiempo pasado,[1]luego de la muerte de su padre (Gen 11.32; Hch.7.4).
Segundo, Dios le promete en el verso 2, “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y se tú una bendición”; hacemos esta traducción porque es la más acertada, tal como la Biblia de Jerusalén.[2]

Visto así Gen 13.4, 12.7, están conectados, ya que el 12.7 marca aspectos muy hermosos:

12.7
13.4
      Dios se le aparece a Abraham.
        Dios le da una promesa.
        Abraham edifica un altar.
        Apunta que en el pasado en ese lugar Abran construyó un altar.
       Añade un verbo nuevo “invocó”  el nombre de Dios.

Dentro de todo lo teológico-bíblico y dinámica cristiana, a tono con la veracidad bíblica, y la comprensión contenida en ella, siempre se acompaña de experiencia con Dios. Estudiamos el sacerdocio universal del cristiano, porque representa más que un ejercicio académico o evangélico.

Al Dios que oficiamos sacerdocio, culto y adoración, está vivo. Nos colocó en un lugar vivencial de cuido, y de apoyo a nuestras familias.  Y esto en la proporción correcta, sucedió con este patriarca. Dios se le aparece a Abraham, donde el TM רָאָה [ra˒ah][1] que bien puede traducirse por las palabras: verse, ser visto, mostrarse, aparecer.

Es decir, Dios se le mostró, se dejó ver; y este verbo expresa una raíz nifal, (acción pasiva simple),[2] en otras palabras, Dios tomó la iniciativa de mostrarse a Abran, fue la decisión soberana de Dios, por la que tal aparición sucedió.


El patriarca no tenía en sí mismo, nada que fuera exclusivo. La sola voluntad divina puesta en acción. Esta incapacidad de Abran, es algo muy parecido a lo que nos ocurre hoy. Es por la acción de Dios, en Cristo. Por el accionar de su obra y persona, que hoy tenemos relación y oficio sacerdotal, dicho en palabras simples: “por los méritos de Cristo Jesús”.   Cuando estudiemos este tema del sacerdocio universal del creyente a la luz de la teología Paulina, Petrina, y Juanina, profundizaremos más en cuanto a esto.
Acto seguido, Abran edifica un altar, ambas palabras nos dan todo un panorama claro; este hombre rindió culto a Dios, lo adoró. Sabemos esto por el paralelo de 13.4, “invocó”, del hebreo קָרָא [qara˒][3] el nombre de Dios fue: llamado, convocado, invitado, anunciado.[4]


[1] Ortiz, P., V., S.J. (2000). Lexico Hebreo-Español y Arameo-Español (electronic ed.). Miami: Sociedades Biblicas Unidas.
[2] Heiser, M. S. (2005; 2005). Glosario de la base de datos de terminología morfológica-sintáctica. Logos Bible Software.
[3] Para un estudio del origen de la palabra Brown, F., Driver, S. R., & Briggs, C. A. (2000). Enhanced Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon (electronic ed.). Oak Harbor, WA: Logos Research Systems. Pág. 894. Gesenius, W., & Tregelles, S. P. (2003). Gesenius' Hebrew and Chaldee lexicon to the Old Testament Scriptures. Bellingham, WA: Logos Research Systems, Inc. Pág. 739. Jenni, E., & Westermann, C. (1997). Theological lexicon of the Old Testament. Peabody, Mass.: Hendrickson Publishers. Pág. 1158.
[4] Note que la raíz hebrea es Qal, Ortiz, P., V., S.J. (2000). Lexico Hebreo-Español y arameo-Español (electronic ed.). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas. 

[1] Para una visión más integral de estos eventos consultar Carson, D., France, R., Motyer, J., & Wenham, G. (2000, c1999). Nuevo comentario Bíblico: Siglo veintiuno (electronic ed.). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas. Westermann, C. (1995). A Continental Commentary: Genesis 12-36. Minneapolis, MN: Fortress Press. Pág.147.  Ross, A. P. (1998). Creation and blessing : A guide to the study and exposition of Genesis. Grand Rapids, MI: Baker Books. Pág. 262. Y para un análisis redaccional-exegético del pasaje consulte Skinner, J., 1851-1925. (1910). A critical and exegetical commentary on Genesis. New York: Scribner. Pág. 242. También,  pero para análisis temático analice Collins, A. (1992). Estudios Bı́blicos ELA: Ası́ comenzó todo (Génesis). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.  Pág. 43-46.
[2] Walvoord, J. F., & Zuck, R. B. (1996). El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Antiguo Testamento, tomo 1: Génesis-Números. Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C. Pág. 52. 

[1] Para analizar con mayor detalle el vocablo leer Jenni, E., & Westermann, C. (1997). Theological lexicon of the Old Testament. Peabody, Mass.: Hendrickson Publishers. Pág. 45.
[2] Hay que tomar en cuenta la posición sintáctica del vocablo: verbo, qal, activo, participio de nombre puro, singular, masculino, sufijado, que expresa un estado; y siendo así el autor expresa  que Abraham era más que un servidor de Dios.
[3] Septuaginta: With morphology. 1996, c1979. Stuttgart: Deutsche Bibelgesellschaft.
[4] El texto Masorético 2 Cron. 20.7  7 הֲלֹא אַתָּה אֱלֹהֵינוּ הוֹרַשְׁתָּ אֶת־יֹשְׁבֵי הָאָרֶץ הַזֹּאת מִ‍לִּפְנֵי עַמְּךָ יִשְׂרָאֵל וַתִּתְּנָהּ לְזֶרַע אַבְרָהָם אֹהַבְךָ לְעוֹלָם׃


[1] Ambos versículos usan el mismo vocablo hebreo.
[2] Strong, J. (2002). Nueva concordancia Strong exhaustiva: Diccionario. Nashville, TN: Caribe. Pág. 3.
[3] Koehler, L., Baumgartner, W., Richardson, M., & Stamm, J. J. (1999, c1994-1996). The Hebrew and Aramaic lexicon of the Old Testament (electronic ed.). Leiden; New York: E.J. Brill. Pág. 17. 


[1] Smith, H. P. (1899). A critical and exegetical commentary on the books of Samuel. New York: C. Scribner's sons. Pág. 61.
[2] Ryle, H. E. (2009). Philo and Holy Scripture: Or, The Quotations of Philo from the Books of the Old Testament. Bellingham, WA: Logos Research Systems, Inc. Pág. 287.
[3] Fathers of the Church: A New Translation. Washington, D.C.: Catholic University of America Press, 1947. Carta 147.50.
[4] A. Roberts and J. Donaldson, eds. Ante-Nicene Fathers. 10 vols. Buffalo, N.Y.: Christian Literature, 18851896. Reprint, Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 19511956; Reprint, Peabody, Mass.: Hendrickson, 1994.
[5] P. Schaff et al., eds. A Select Library of the Nicene and Post-Nicene Fathers of the Christian Church. 2 series (14 vols. each). Buffalo, N.Y.: Christian Literature, 18871894; Reprint, Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 19521956; Reprint, Peabody, Mass.: Hendrickson, 1994. Carta 53.4


[1] Gesenius, W., & Tregelles, S. P. (2003). Gesenius' Hebrew and Chaldee lexicon to the Old Testament Scriptures. Bellingham, WA: Logos Research Systems, Inc. Pág. 528.
[2] De Andrade, C. C. (2002). Diccionario Teológico. Miami, FL: Patmos. Pág. 256. Ventura, S. V. (1985). Nuevo diccionario bíblico ilustrado. 08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE. Pág. 956.