
¿QUÉ PASA CON EL
PÚLPITO EVANGÉLICO?
Hay una crisis de
insensatez en el púlpito evangélico hoy, sobre todo en los medios de
comunicación masiva.
No podemos negar que
muchos siervos del Señor están exponiendo la Palabra fielmente semana tras
semana, pero probablemente son minoría y poco reconocidos. Un monitoreo de la
predicación en los medios de comunicación masiva (televisión, radio y videos)
nos da mucho de qué preocuparnos.
Hace poco un predicador
centroamericano bastante famoso predicó sobre Génesis 15:6, "Abraham creyó
a Dios y le fue contado por justicia" (cf. Ro 4:3; Gál 3:6; Stg 2:23).
Comenzó su sermón diciendo, "Esta mañana oré mucho, y pedí al Espíritu
Santo revelarme la palabra precisa para explicar este texto hoy, y me dio la palabra
'derecho'". En seguida interpretó el texto como "la fe le fue contada
por derecho", en el sentido moderno de ese término. Pero ¡qué raro!
Difícilmente podría haber peor manera de malentender ese texto. O el Espíritu
Santo se equivocó, o el predicador oyó mal la voz divina, y compartió su
confusión con millones de televidentes.
Es siempre peligroso
atribuir al Espíritu Santo nuestras interpretaciones del texto bíblico, para
terminar culpando al Espíritu divino por nuestros errores humanos. Una vez
escuché a un pastor decir, "He hablado lenguas, he profetizado, y ahora
estoy pidiendo al Señor el don carismático de la exégesis". ¡No, hermano!
El Espíritu da muchos dones carismáticos, pero la exégesis no es uno de ellos.
El don de la exégesis viene por escudriñar las escrituras y examinarlo todo
según los mejores métodos de la interpretación. En eso el Espíritu de Dios nos
acompaña y nos ilumina, pero no nos desplaza como para hacer él las tareas que
nos tocan a nosotros, ni mucho menos para otorgar infalibilidad divina a
nuestros desvaríos.
Unos meses atrás había
escuchado al antes mencionado predicador exponer la parábola de los talentos
(Mat 25:14-30). ¡El punto central que sacó del texto era algo que ni siquiera
aparece en el texto! "La igualdad", dijo, "de que tanto hablan
los comunistas, no es un concepto bíblico. El Creador de la desigualdad es
Dios, porque no da lo mismo a todos". Pero la parábola no atribuye a Dios
las desigualdades de esta vida, ni hace ninguna correlación entre Dios y el amo
de la parábola. La primera ley para la interpretación de parábolas es interpretarlas
desde su mensaje central y no desde sus detalles aislados. Si interpretáramos
de esa misma manera la parábola del mayordomo injusto, sacaríamos conclusiones
nefastas. La parábola de los talentos es un llamado a la mayordomía, no una
defensa de la desigualdad, un mal que condenan muchos otros pasajes de la
Biblia.
Un problema serio es
que en muchos lugares el púlpito se ha vuelto frívolo, para repartir como
confites opiniones interesantes en vez de proclamar la Palabra de Dios. En otro
sermón el mismo predicador se permitió opinar, "Noten que el corazón está
a la derecha. Tal vez algunos de ustedes son de la derecha y otros de la izquierda.
El corazón está a la derecha y es fuente de sabiduría. Aparte de los zurdos,
hacemos todo mejor con la mano derecha". En otra ocasión dio una apología
sui géneris del infierno: "
Alguien me preguntó una
vez, cómo puede Dios echar afuera gente que él creó y ama? Le contesté: si su
ser más querido se muere, usted no quiere guardar su cadáver dentro de la casa,
porque está muerto y comienza a oler mal¼Dios
tampoco quiere tener muertos en su casa". ¡Qué vergüenza pensar que
sermones tan descabellados lleguen a millones de televidentes!
En algunos casos, estas
aberraciones homiléticas son menos absurdas y más bien parecen ser inferencias lógicas
del texto. Un ejemplo es la consigna, ampliamente difundida por el coreano
Yonggi Cho, que si Cristo nos entregó las llaves a nosotros, entonces ya no las
tiene él. ¡Perfectamente lógico! Lo que regalé a otros ya no me queda a mí.
Puede ser lógico, pero no es bíblico. Los testigos de Jehová concluyen, muy
lógicamente, que si Dios dice "tú eres mi hijo, hoy te he
engendrado", entonces antes el Hijo no existía.
Para hacer tal
inferencia lógica, tienen que hacer caso omiso al contexto, del trasfondo de la
frase en Salmo 2 y de muchos detalles más, muy importantes para la exégesis. En
general, los heréticos son muy lógicos, pero nada bíblicos. No toda inferencia
lógica del texto es fiel al sentido de él y al mensaje que el Espíritu Santo
inspiró.

No hace mucho otro
predicador hizo una exégesis muy lógica de Hechos 2:17, "derramaré mi
Espíritu sobre toda carne". Pues bien, los animales también son carne, por
lo que podemos entender que Dios promete derramar su Espíritu sobre nuestro
ganado y mascotas, y debemos orar por la sanidad divina de ellos. Es
perfectamente lógico -- pero lamentablemente, no tiene nada que ver con el
sentido del texto. Los impíos e incrédulos son carne también, Hitler y Somoza y
Pinochet eran "carne". Así entendido, el Pentecostés no significaría
nada.
Es curioso que en esta
nueva ola homilética, que es claramente anti-intelectual, hay un prurito
irresistible de aclararnos "el sentido del griego (o hebreo)
original". Los autores bíblicos se sorprenderían mucho al descubrir lo que
ellos querían decir "en la versión original".
El más común de estos
abusos consiste en apelar a etimologías fantasiosas, como "sin-cera"
para "sincero" o "dinamita" para dúnamis, que son puros
inventos que nada tienen que ver con el mensaje original del texto. Toda la
especulación sobre la supuesta diferencia entre "Rhema" y
"Logos" carece de base confiable en la semántica de texto original.
Son incontables las "maravillas" que estos predicadores pretenden
sacar de los idiomas originales, que sólo dejan evidente que ellos no conocen
esos idiomas y que las más de las veces han sacado sus maravillas no del texto
original sino de comentarios en el inglés. Su uso de palabras griegas muestra
que no las entienden gramaticalmente, por ejemplo cuando el "Apóstol"
Maldonado trata palabras como neanískos y bréfos como si fueran plurales, sólo
porque terminan en la letra "ese".
Constantemente se
equivocan con el acento de las palabras, como cuando dicen "metanóia"
en vez de metánoia. "dinámis" en vez de dìnamis,
"parabásis" en vez de parábasis, "anóthen" en vez de
ánwthen.
No es necesario, para
nada, ni en general bueno, que los predicadores aludan al hebreo y el griego.
Pero si lo van a hacer, por lo menos que lo hagan responsable mente, con el
debido conocimiento del idioma.
Debe preocuparnos
también el alto nivel de manipulación en la predicación hoy. No es inocente
estar preguntando frecuentemente, "¿Cuántos dicen Amén?", para
inducir un consenso forzado. Produce un proceso de corto circuito en el
pensamiento del oyente. Es curiosa la invariable pregunta, "¿Cuántos están
felices esta tarde?".
"¿Cuántos dan gloria a Dios?", siempre "¿cuántos?", como si
se tratara de una encuesta de opinión popular.
Aun peor es la fiebre
ahora de "Repitan conmigo" con cualquier cosa, para controlar lo que
han de decir y pensar los oyentes. Recién escuché a un predicador decir,
"Digan todos conmigo, Ay, Ay, Ay". Estoy esperando escuchar cualquier
día que un predicador salga con "Repitan después de mí, ¡Wow!".
Para terminar con una
nota jocosa, a veces son simpáticos los lapsos de los predicadores. No hace
tanto un predicador muy dado a los exabruptos piadosos exclamó, para defender
los gritos en el culto, "Cuando Saprissa mete un gol, gritan en todo el
barrio, Alabado sea Dios".
Otro sermón terminó con la oración,
"Enséñanos tus enseñanzas, valga la redundancia, Señor". Hace unos
años escuché a un locutor exclamar, "Que Dios te bendiga a ti y a toda tu
esposa". ¡Amén, hermano! Bueno, podría pasarle a cualquiera. Errare
humanum est.
No hay comentarios:
Publicar un comentario